Bienvenidos una vez más a nuestro recorrido explicativo diario por la Biblia. En el capítulo número 11 del libro de Deuteronomio, Moisés continúa exhortando al pueblo a ser obediente a Dios porque van a poseer la tierra de Canaán y van a experimentar la bendición del Señor a través de la obediencia.
Moisés comienza el capítulo diciendo: «Amarás al Señor tu Dios y guardarás sus órdenes, normas, preceptos y mandamientos». Esta es una exhortación para que nuestra relación con Dios sea diaria y constante. Nuestra experiencia de amor hacia Dios debe reflejarse en nuestras acciones y en nuestro compromiso de seguir sus mandamientos.
Moisés recuerda al pueblo todo lo que Dios hizo por ellos en el pasado, desde la liberación de la esclavitud en Egipto hasta todos los milagros y beneficios que recibieron en el desierto. Es importante recordar las bondades del Señor para no olvidarnos de su fidelidad y constante provisión.
Luego, Moisés habla de los beneficios de la tierra que van a poseer, una tierra fértil que no requiere sistemas de riego complejos como en Egipto. Dios promete enviar la lluvia en su tiempo, tanto la lluvia temprana como la tardía, para que la tierra siempre fructifique y haya abundancia de alimentos.
Esto nos enseña que Dios es quien provee nuestras necesidades y que debemos confiar en Él. También nos muestra que nuestras acciones tienen consecuencias, ya que si somos obedientes, Dios cumple sus promesas de bendición, pero si somos desobedientes, puede haber consecuencias negativas.
Moisés enfatiza la importancia de enseñar los mandamientos a los hijos para que conozcan y conserven la ley de Dios. También nos insta a tener presente la palabra de Dios en todo momento, en nuestra casa y en nuestras actividades diarias.
El capítulo concluye con una elección: la bendición o la maldición. Moisés anima al pueblo a escoger la bendición, que es obediencia a los mandamientos de Dios, y a apartarse de seguir a otros dioses. La obediencia a Dios nos brinda protección, prosperidad y respeto.
Hoy es el día para renovar nuestra experiencia espiritual. Debemos confiar en las promesas de Dios y buscar ser obedientes a sus mandamientos. Debemos enseñar a nuestros hijos el camino de Dios y tener presente su palabra en todo momento. Dios nos proveerá y nos bendecirá si confiamos en Él.
Te invito a reflexionar sobre tu experiencia con Dios y a renovar tu compromiso de obediencia. No esperes hasta mañana, hazlo hoy. Dios te bendiga y te guarde en tu caminar diario con Él.
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