¡Bienvenidos a este artículo! Hoy nos adentraremos en los primeros capítulos del libro del Éxodo de la Biblia. En estos pasajes, encontraremos relatos fascinantes sobre los hijos de Israel en Egipto, la opresión que sufrieron y cómo Dios intervino en su favor.
El crecimiento de los hijos de Israel
Comenzamos con la introducción de los nombres de los hijos de Israel que entraron en Egipto con Jacob, junto con sus familias. Entre ellos estaban Rubén, Simeón, Leví, Judá, y varios más. En total, los descendientes de Jacob sumaban 70. José, quien ya se encontraba en Egipto, murió junto con su generación. A pesar de su esclavitud, los hijos de Israel continuaron multiplicándose y llenando la tierra.
La opresión en Egipto
Con el paso del tiempo, un nuevo rey se levantó en Egipto que no conocía a José ni a los logros de los hijos de Israel. Temiendo que los israelitas se volvieran más fuertes que ellos, el rey decidió tratarlos con dureza y los oprimió con cargas y trabajos forzados. Sin embargo, cuanto más eran oprimidos, más crecían y se multiplicaban. Este crecimiento hizo que los egipcios temieran a los israelitas y los sometieran a una cruel servidumbre.
La valentía de las parteras
El rey de Egipto ordenó a las parteras de las hebreas, llamadas Sifra y Fúa, que mataran a los recién nacidos varones hebreos. Sin embargo, las parteras temieron a Dios y desobedecieron la orden del rey, permitiendo que los niños vivieran. El rey, furioso al descubrirlo, les preguntó por qué no habían cumplido sus órdenes. Las parteras respondieron que las mujeres hebreas eran más fuertes y daban a luz antes de que ellas llegaran. Dios bendijo a las parteras por su valentía, y el pueblo de Israel se multiplicó y se fortaleció aún más.
El nacimiento de Moisés
En medio de este ambiente de opresión, nace un niño hebreo. Sus padres, de la tribu de Leví, lo mantienen en secreto durante tres meses. Pero eventualmente, no pueden ocultarlo más y toman una cesta de juncos donde lo colocan a la orilla del río. La hermana del niño se queda cerca para ver qué sucede.
La protección de Dios
La hija de Faraón desciende al río para bañarse y encuentra la cesta con el niño. Movida por la compasión, decide adoptarlo y lo llama Moisés, que significa «sacado» o «rescatado». La hermana del niño se ofrece para encontrar una nodriza hebrea que lo cuide, y la hija de Faraón acepta su propuesta. Así, el niño vuelve a estar bajo el cuidado de su madre.
Moisés, el defensor de su pueblo
A medida que Moisés crece, un día decide salir a visitar a sus hermanos y presencia cómo un egipcio golpea a un hebreo. Sin pensarlo dos veces, Moisés mata al egipcio y lo entierra en la arena. Al día siguiente, intenta mediar en una pelea entre dos hebreos, pero su intento es malinterpretado y uno de los hombres le confronta. Ante el temor de que sus acciones se descubran, Moisés huye de Egipto y se refugia en la tierra de Madián.
El encuentro con Dios en la zarza ardiente
Mientras Moisés pastorea las ovejas de su suegro Jetró en el desierto, llega al monte de Dios. Es entonces cuando se le aparece el ángel del Señor en una zarza ardiente que no se consume. Moisés se acerca para observar este prodigio y Dios lo llama desde la zarza. Dios le revela que ha visto la aflicción de su pueblo en Egipto y que ha decidido liberarlos de su opresión.
La misión de Moisés y Aarón
Después de una conversación con Dios, Moisés es enviado de vuelta a Egipto para llevar a cabo las señales y maravillas que Dios ha puesto en sus manos. Sin embargo, Dios advierte a Moisés que endurecerá el corazón de Faraón y que solo después de las plagas dejará que el pueblo de Israel parta de Egipto. Además, Dios le dice a Moisés que llevará a cabo estas maravillas para demostrar a los israelitas y a Faraón su poder y liberación.
La duda de Moisés
Moisés, temeroso e inseguro de su habilidad para comunicarse adecuadamente, le expresa sus dudas a Dios. Le dice que nunca ha sido un hombre de palabras convincentes y que es torpe en su habla. Sin embargo, Dios le asegura a Moisés que estará con él y le enseñará qué decir. Aun así, Moisés insiste en que envíe a otra persona en su lugar, lo que provoca la ira de Dios. Dios le revela que enviará a Aarón, el hermano de Moisés, para que le sirva de ayuda y de boca.
Moisés y Aarón se reúnen y van ante el pueblo
Después de la conversación con Dios, Moisés regresa a Jetró, su suegro, y le pide permiso para volver a su pueblo en Egipto. Jetró accede y Moisés parte junto con su esposa y sus hijos. Durante el viaje, Moisés lleva consigo la vara de Dios.
El encuentro con Aarón y la aceptación del pueblo
Moisés se encuentra con Aarón en el monte de Dios y le cuenta todas las palabras y señales que el Señor le ha dado. Juntos, se presentan ante los ancianos de Israel y Aarón les habla en nombre de Moisés, realizando las señales y maravillas ante ellos. El pueblo de Israel cree y adora a Dios al enterarse de que Él ha visitado a los israelitas y ha visto su aflicción.
¡Espero que hayas disfrutado de este recorrido por los primeros capítulos del Éxodo! Si deseas seguir explorando los tesoros de la Biblia, te invito a leer más artículos en nuestra página web. Allí encontrarás contenido adicional que te ayudará a profundizar en las enseñanzas sagradas y a mantenerte al día con los descubrimientos que Dios tiene para ti.
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