Descubramos juntos los tesoros revelados por nuestro Dios en este día, a través de la lectura sistemática de la Biblia. En esta ocasión, nos adentraremos en los capítulos 56 al 58 del Profeta Isaías.
Capítulo 56: Felicidad para los rectos
En este capítulo, el Señor nos recuerda la importancia de guardar el derecho y practicar la justicia. Nos promete que su salvación está cerca y su justicia se manifestará. Aquellos que guardan el sábado sin profanarlo y perseveran en ello, serán bendecidos. Incluso los extranjeros que se unan al Señor encontrarán su lugar en Su casa y recibirán bendiciones eternas. El Señor reúne a los dispersos de Israel y los protegerá de los enemigos. Sin embargo, también enfrentamos la advertencia de no seguir a líderes ciegos y egoístas que solo buscan su propio beneficio en lugar de guiarnos hacia la verdad.
Capítulo 57: Contra la idolatría
En este capítulo, se revela la condena contra aquellos que se entregan a la idolatría. El Señor se lamenta de que los justos mueran y no haya nadie que lo comprenda. Se dirige a aquellos que se burlan de Él y adoran ídolos en lugar de buscar Su presencia. Señala cómo han sacrificado a sus propios hijos en los valles, revelando su falta de temor hacia Él. Aquellos que confían en ídolos serán arrebatados por el viento. Sin embargo, el Señor promete sanar y consolar a aquellos que se arrepientan y busquen Su perdón.
Capítulo 58: El verdadero ayuno
En este último capítulo, el Señor nos instruye sobre el verdadero significado del ayuno. No se trata solo de abstenernos de comida, sino de desatar las cadenas de la impiedad y liberar a los oprimidos. Debemos ser generosos con los necesitados, compartir nuestro pan con el hambriento y brindar refugio a los pobres. El Señor promete que, si vivimos según Su voluntad, nuestra luz brillará y seremos guiados en todas las situaciones. Nuestra obediencia a guardar el sábado sin profanarlo será recompensada y experimentaremos la plenitud y el gozo que solo Él puede dar. Además, seremos llamados «reparadores de muros caídos» y «restauradores de calzadas», levantando y restaurando lo que ha sido destruido.
Estos tres capítulos nos instan a vivir de acuerdo con los principios de justicia y santidad establecidos por el Señor. Nos recuerdan que adorar ídolos y buscar nuestro propio placer solo nos llevará a la destrucción. En cambio, si seguimos los caminos del Señor, Él nos guiará y nos bendecirá abundantemente.
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