En el capítulo 17 de la Biblia explicada, nos adentramos en la historia del último Rey de Israel en el norte, Oseas. Este rey reinó en Samaria, en el reino de Efraín, que fue conquistado por Asiria y poblado con personas de diferentes culturas para fortalecer el Imperio Asirio. Oseas reinó durante nueve años y aunque hizo lo malo a los ojos del Señor, no fue tan malo como los reyes anteriores en la idolatría.
Salmanasar, el rey de Asiria, subió contra Oseas debido a que él conspiró con el rey de Egipto en busca de apoyo frente a Asiria. Pero Oseas fue encarcelado y Asiria sitió Samaria durante tres años hasta que finalmente tomó la ciudad y deportó a los israelitas a diferentes territorios asirios. Esta deportación en el año 723 a.C. marcó el fin del reino de Israel en el norte.
Las razones del fracaso de Israel se encuentran en su pecado contra el Señor, ya que adoraron a otros dioses y siguieron las costumbres de las otras naciones. A pesar de que Dios había amonestado a Israel y les había enviado profetas para exhortarlos a arrepentirse y guardar sus mandamientos, ellos se endurecieron y no obedecieron. Israel construyó lugares de adoración a otros dioses en todas las ciudades y se entregaron a la idolatría.
El resultado fue la ira de Dios y su retirada de la protección a Israel. Dios permitió que los samaritanos, habitantes del territorio de Israel, sufrieran y fueran atacados por leones como consecuencia de su idolatría. Sin embargo, los samaritanos no comprendieron la razón de su sufrimiento hasta que se dieron cuenta de que no conocían la ley del Dios del territorio y enviaron un mensaje al rey de Asiria pidiendo un sacerdote que les enseñara.
El sacerdote enviado habitó en Betel, una ciudad en Samaria, y empezó a enseñar a los samaritanos cómo adorar al Señor. Pero, a pesar de esto, cada nación en Samaria continuó siguiendo sus propias costumbres y adorando a sus dioses. Aunque afirmaban venerar al Señor, seguían con sus prácticas idolátricas.
Esto nos muestra que Israel falló en el cumplimiento de los mandamientos y las instrucciones de Dios, y que las razones de su caída fueron su desobediencia y la adoración a otros dioses. A través de esta historia, podemos reflexionar sobre nuestra propia fe y el respeto que le tenemos a Dios.
Es importante recordar que los mandamientos y las instrucciones de Dios son aplicables a todos los seres humanos, no solo a Israel. Aunque vivamos en una época distinta, la tendencia humana a desviarse de la voluntad de Dios sigue presente. Por lo tanto, es crucial que reflexionemos sobre cómo estamos viviendo nuestras vidas y si estamos verdaderamente obedeciendo los mandamientos del Señor.
Esta historia también nos enseña que hay esperanza para nosotros si decidimos seguir a Dios y vivir de acuerdo a su voluntad. A pesar de las dificultades y tentaciones, podemos escoger honrar a Dios y rechazar la idolatría en todas sus formas.
Finalmente, nos invita a que aprovechemos las oportunidades que Dios nos brinda para conocer su voluntad y vivirla. Además, nos recuerda que debemos estar dispuestos a permanecer firmes en nuestra fe y no ceder a las influencias del mundo.
En resumen, la caída del reino de Israel en el norte se debió a su desobediencia a Dios y a su adoración a otros dioses. La historia nos muestra la importancia de obedecer los mandamientos de Dios y permanecer fieles a Él, a pesar de las tentaciones y dificultades que puedan surgir. Asimismo, nos enseña que debemos aprovechar las oportunidades que Dios nos brinda para conocer su voluntad y vivirla.
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