La historia de David nos ofrece un impresionante testimonio sobre los peligros a los que el alma enfrenta: el poder, la riqueza y los honores. Estas son las cosas que los hombres codician ansiosamente. Sin embargo, la juventud de David como pastor le enseñó humidad, paciencia y cuidado por los rebaños. Su comunión con la naturaleza y su vida en el desierto desarrollaron su genio para la música y la poesía, y fortalecieron su fe en Dios.
Aunque David cometió muchos errores, siempre buscó a Dios. Reconoció sus faltas y buscaba el perdón. A pesar de sus caídas, David no era hipócrita en su relación con Dios. Lo mismo sucede con nosotros, cometemos errores constantemente pero no debemos alejarnos de la presencia del Señor. Debemos buscar su voluntad y confiar en él.
En el capítulo 22 del segundo libro de Samuel, David entona un canto de agradecimiento al Señor. En este salmo, David expresa sus convicciones espirituales.
Convicción 1: Protección divina
David reconoce que el Señor es su roca, fortaleza y libertador. Él confía en Dios para su protección y salvaización. Invoca al Señor y es salvado de sus enemigos.
Convicción 2: Confianza en Dios
David enfrenta la angustia y clama al Señor. Él confía en que Dios escuchará su voz y lo salvará.
Convicción 3: Grandeza divina
David proclama la grandeza de Dios. Habla de cómo la tierra se conmovió y se estremeció ante la presencia de Dios. Dios es de gran poder y merece ser alabado.
Convicción 4: Poder divino
David reconoce el poder de Dios para destruir a sus enemigos. Dios trona desde el cielo y libra a David de sus adversarios.
Convicción 5: Salvación divina
Dios salva a David de sus poderosos enemigos. A pesar de la violencia y el odio que enfrenta, David es rescatado por el Señor.
Convicción 6: Recompensa divina
David reconoce que Dios recompensó su justicia y limpieza. Aunque somos pecadores, somos justificados por los méritos de Cristo.
Convicción 7: Justicia divina
David enfatiza que Dios es justo. Él muestra su bondad a los justos y trata con rigor a los perversos.
Convicción 8: Instrucción divina
David reconoce que Dios es su lámpara. Él guía sus pasos y convierte sus tinieblas en luz.
Convicción 9: Perfección divina
Dios es perfecto y su palabra es pura. David reconoce la perfección de Dios y confía en él.
Convicción 10: Victoria divina
Dios capacita a David para la batalla. Él le da fuerzas y lo ayuda a vencer a sus enemigos.
David agradece a Dios por todas sus bondades y promete proclamar su nombre ante las naciones. Él reconoce que fue Dios quien lo libró y lo exaltó sobre sus enemigos.
Este capítulo 22 del segundo libro de Samuel nos muestra las convicciones personales de David y nos invita a reflexionar sobre nuestra propia relación con Dios. Podemos aprender de David a confiar en Dios, a reconocer nuestras faltas y buscar su perdón, a alabar su grandeza y a buscar su voluntad en nuestra vida.
Que podamos seguir el ejemplo de David y testificar de las maravillas que Dios ha hecho en nuestra vida. Que podamos vivir con convicciones firmes y confiar en el Señor en todo momento. Amén.
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