En el libro del Profeta Isaías, capítulo 53 de la versión Reina Valera 1995, se encuentra un pasaje conocido como «El Siervo Sufriente». Este pasaje describe el sufrimiento y la muerte de un siervo de Dios, quien lleva sobre sí las iniquidades de la humanidad y ofrece expiación por el pecado. Aunque es despreciado y rechazado por los hombres, su sufrimiento tiene un propósito redentor.
El pasaje comienza señalando que el siervo es despreciado y desechado entre los hombres, sin atractivo ni esplendor. Es un varón de dolores, experimentado en el sufrimiento. No hay hermosura en él que nos haga apreciarlo. Es como una raíz en tierra seca, sin nada que llame nuestra atención.
El siervo sufre las consecuencias de nuestras enfermedades y dolores. Él es azotado y herido por nuestras rebeliones y pecados. Su sufrimiento es parte del castigo que recae sobre él, y a través de sus heridas, nosotros somos sanados. Aunque nosotros lo consideramos como uno azotado y afligido por Dios, en realidad él sufre por nosotros, para brindarnos paz.
El siervo es comparado con un cordero llevado al matadero, en silencio y sin abrir su boca. Es un símbolo de su inocencia y paciencia frente a la violencia y el juicio. Fue quitado por la rebelión del pueblo y se dispuso su sepultura con los impíos, pero en su muerte, fue honrado con los ricos.
A pesar de que el siervo nunca hizo maldad ni engaño, Jehová quiso quebrantarlo y hacerlo sufrir. Su vida se convierte en una expiación por el pecado de la humanidad. Pero a través de su sufrimiento, verá descendencia y vivirá por largos días. La voluntad de Jehová será prosperada en su mano.
El siervo verá el fruto de la aflicción de su alma y quedará satisfecho. Por su conocimiento, justificará a muchos y llevará sobre sí las iniquidades de ellos. Como recompensa por su sacrificio, él recibirá parte con los grandes y repartirá el botín con los poderosos. A través de la expiación que ha realizado, él ha llevado el pecado de muchos y ha intercedido por los transgresores.
Este pasaje del libro del Profeta Isaías ofrece una poderosa visión del sufrimiento y la redención. El siervo sufre en lugar de la humanidad, llevando sobre sí el peso de nuestros pecados. Aunque es despreciado y rechazado, su sacrificio tiene un impacto transformador en nuestras vidas.
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