Bendiciones y victoria: Ezequías enfrenta la oposición

Bienvenidos a nuestro artículo de hoy en el recorrido explicativo por las sagradas escrituras. En esta ocasión, nos adentraremos en el capítulo 32 del segundo libro de Crónicas, donde continuamos con la historia del rey Ezequías de Judá.

En este contexto, el reino del Norte de Israel ya había desaparecido y Ezequías llevó a cabo una gran reforma que llenó de alegría el corazón del pueblo judío y de todos aquellos que habían quedado de Israel, el remanente que permaneció después de la deportación y la caída del reino del Norte a manos de Asiria.

No obstante, la fidelidad a Dios de Ezequías no pasó desapercibida para Satanás, quien atacó a los fieles del Señor. Pero, como siempre, Dios protege a sus siervos en medio de las adversidades. Ezequías se enfrentó al rey Senaquerit de Asiria, quien invadió Judá y sitió las ciudades fortificadas con la intención de conquistarlas.

Ante la amenaza de Senaquerit y su ejército, Ezequías consultó a los príncipes y valientes de Judá para cerrar y sellar los pozos de agua que estaban fuera de la ciudad, con el objetivo de evitar que el enemigo tuviera acceso al agua y así prolongar el sitio. Además, fortificó las murallas, torres y la ciudad de Milo.

Ezequías fue un líder valiente y no dudó en reunir al pueblo en la plaza de la puerta de la ciudad para animarlos y hablarles al corazón. Les recordó que no tuvieran miedo ni temor al rey de Asiria y a su ejército, ya que había más con ellos que con su enemigo. Este mensaje también nos llega a nosotros en nuestros tiempos de adversidad, recordándonos que tenemos a Dios de nuestro lado y que siempre hay más ayuda divina disponible para nosotros que para nuestros enemigos.

Los príncipes y el pueblo confiaron en las palabras de Ezequías y en el Señor. Aunque enfrentaron momentos difíciles, Dios los protegió y libró de la mano de Senaquerit y su ejército. El relato bíblico nos muestra que cuando confiamos en Dios, Él nos libra del mal y pelea nuestras batallas.

Después de esta victoria, los embajadores del rey de Babilonia llegaron a Jerusalén para conocer los milagros y prodigios que Dios había realizado en favor de Ezequías y su pueblo. Sin embargo, en un momento de debilidad, Ezequías mostró las riquezas de Jerusalén en lugar de mostrar al Señor, lo cual fue un error. Los babilonios no pudieron conocer al Dios de Israel en toda su plenitud debido a esa falta. A veces, podemos cometer errores en nuestra vida cristiana, pero siempre hay esperanza y podemos aprender de ellos para crecer en nuestra fe.

En conclusión, el relato de Ezequías nos enseña la importancia de confiar en Dios en medio de las adversidades y de dar testimonio de su grandeza en todo momento. Si bien podemos cometer errores, si nos arrepentimos y buscamos a Dios, Él siempre está dispuesto a bendecirnos y prosperarnos. Así que, animémonos y fortalezcamos nuestra fe, recordando que siempre hay más ayuda con nosotros que con quienes se oponen a nosotros. Sigamos confiando en el Señor y dejemos que Él pelee nuestras batallas.

Si deseas profundizar más en esta historia, te invitamos a estudiar el segundo libro de Reyes, capítulo 18, así como el libro del Profeta Isaías, donde encontrarás más detalles sobre lo que sucedió en esta situación. Además, te animamos a leer otros artículos de nuestro sitio web para seguir conociendo más de la Biblia y estar al día en nuestro recorrido explicativo por las sagradas escrituras.

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