Bienvenidos una vez más a nuestro recorrido explicativo diario por las sagradas escrituras. Hoy vamos a analizar el capítulo 11 del libro histórico de Josué, donde veremos cómo los enemigos del pueblo de Dios reaccionaron ante las victorias de Israel y buscaron enfrentarlos en batalla.
La reacción de los enemigos de Israel
Al enterarse de las victorias de Israel, los reyes de diferentes poblaciones se unieron y se aliaron para atacar al pueblo de Dios. Enviaron mensajes y reunieron un gran ejército, con una cantidad enorme de carros y soldados. Estaban determinados a enfrentarse a Israel y utilizaban estrategias humanas para intentar derrotar al pueblo de Dios.
Esta reacción de los enemigos de Israel nos recuerda lo que dice el libro de Apocalipsis sobre la gran batalla del Armagedón, donde todos los impíos se unirán en contra del pueblo de Dios. Aunque no estemos en una batalla física, estamos en una batalla espiritual, donde aquellos que rechazan a Dios se unirán en su contra.
Sin embargo, el Señor le habla a Josué y le dice que no tenga temor, porque Él entregará a todos los enemigos de Israel en sus manos. Josué confió en el Señor y atacó a los enemigos de manera sorpresiva, logrando una victoria contundente.
Esta historia nos enseña que aunque el número de fieles al Señor sea reducido en comparación con la mayoría de las personas en el mundo, Dios tiene el poder de derrotar a multitudes con tan solo unos pocos siervos fieles. A veces, podemos sentirnos desalentados por la pequeñez de nuestra iglesia, pero debemos recordar que con el poder de Dios, podemos lograr grandes victorias.
El endurecimiento del corazón
En este capítulo, vemos que el Señor endureció el corazón de los enemigos de Israel para que resistieran en batalla y fueran destruidos. Esto nos recuerda situaciones similares en la historia bíblica, como el faraón de Egipto, quien también tuvo su corazón endurecido por Dios.
Es importante enfatizar que Dios asume la responsabilidad del endurecimiento del corazón del hombre como un acto de amor y sacrificio, tomando el pecado del mundo sobre sí mismo. Sin embargo, el hombre tiene la libertad de decidir endurecer su propio corazón, como lo hicieron los enemigos de Israel. Dios desea que todos se arrepientan y cambien, pero cuando se acaba el tiempo de gracia, ya no hay esperanza.
La victoria de Josué y el descanso de la tierra
Josué continuó la guerra contra los enemigos de Israel durante mucho tiempo, hasta que finalmente logró derrotar a todos los gigantes que habitaban en la tierra. Los anaquitas, que habían causado mucho temor entre los espías hace 38 años, fueron completamente derrotados. Solo algunos quedaron en otras ciudades porque huyeron antes de enfrentarse a los israelitas.
Al finalizar el capítulo, se menciona que Josué tomó toda la tierra según lo que el Señor había ordenado a Moisés y la entregó a los israelitas como herencia. La tierra reposó de la guerra y el pueblo de Israel pudo establecerse en sus tierras.
Con este capítulo, finalizamos la primera sección histórica del libro de Josué. Es importante destacar la obediencia y fidelidad de Josué, quien cumplió todas las instrucciones de Dios y de Moisés sin omitir ninguna palabra.
En conclusión, esta historia nos enseña que aunque podamos enfrentar grandes batallas en nuestra vida espiritual, debemos confiar en Dios, quien tiene el poder de derrotar a nuestros enemigos. También debemos recordar que el endurecimiento del corazón es una decisión del hombre y que Dios ofrece su gracia y perdón a todos aquellos que se arrepienten y cambian su rumbo. Sigamos confiando en el Señor y cumpliendo con nuestros deberes espirituales para que podamos encontrar reposo y victoria en medio de las batallas de la vida.
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