En este artículo continuaremos nuestro recorrido por las sagradas escrituras con el libro de Jueces, específicamente los capítulos 11 y 12. En esta ocasión, exploraremos la historia de Jefté, un valiente guerrero de la tribu de Galaad.
Jefté era hijo de una mujer galaadita y su padre había sido Galaad. Sin embargo, debido a su origen, sus hermanos lo rechazaron y lo expulsaron de su hogar. Jefté encontró refugio en la tierra de Tob, donde se reunió con hombres desocupados y lideró incursiones bajo su mando.
En ese tiempo, los amonitas declararon guerra contra Israel. Los ancianos de Galaad acudieron a Jefté en busca de ayuda y le ofrecieron convertirse en su capitán y caudillo. Jefté expresó su resentimiento por haber sido rechazado por su propia familia, pero aceptó la oferta de los ancianos.
Jefté hizo una promesa al Señor: si le entregaba a los amonitas en sus manos, ofrecería como sacrificio a la primera persona que saliera de su casa para recibirlo al regresar de la batalla. Plenamente comprometido, Jefté emprendió la guerra contra los amonitas, y el Señor le entregó la victoria sobre ellos.
Cuando Jefté regresó a su casa, su hija única salió a recibirlo con música y danzas. Al verla, Jefté se lamentó profundamente, porque había hecho un voto ante el Señor y ahora no podía retractarse. Su hija le recordó que debía cumplir su promesa al Señor y le pidió dos meses para llorar su virginidad en los montes.
Transcurridos los dos meses, la hija de Jefté regresó y su padre cumplió su voto, ofreciéndola como sacrificio al Señor. Este evento dio origen a una costumbre en Israel, en la cual las doncellas lamentaban la muerte de la hija de Jefté cuatro días al año.
Tras la victoria sobre los amonitas, los hombres de Efraín confrontaron a Jefté y lo amenazaron con quemar su casa. Jefté les recordó que había llamado a los hombres de Efraín para unirse a la batalla contra los amonitas, pero habían rechazado su solicitud. Jefté defendió su posición y argumentó que había arriesgado su vida y había obtenido la victoria con la ayuda del Señor.
La disputa entre los hombres de Galaad y los de Efraín llevó a enfrentamientos violentos en los cuales perdieron la vida 42,000 hombres de Efraín. Jefté juzgó a Israel durante seis años y murió, siendo sepultado en una ciudad de Galaad.
Tras la muerte de Jefté, diferentes jueces lideraron a Israel. Ellos fueron Tola, Jair, Ibzán, Elón, Abdón y Sansón. Cada uno gobernó por un período de tiempo y dejó su legado entre las tribus de Israel.
El libro de Jueces nos proporciona valiosas lecciones sobre liderazgo, obediencia y el papel del Señor en la historia de Israel. Cada juez en esta historia enfrentó desafíos únicos y logró la victoria con la ayuda y el respaldo del Señor.
Si deseas saber más sobre la Biblia y explorar otras historias fascinantes, te invitamos a leer nuestros artículos anteriores y a estar atentos a futuras publicaciones que te brindarán un mayor entendimiento de las sagradas escrituras y su relevancia en nuestras vidas.
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