En el capítulo 8 del libro de Esdras, nos encontramos con un relato detallado del segundo traslado de los judíos de Babilonia a Jerusalén. Esdras recibió la invitación del rey Artajerjes para regresar a Jerusalén y ayudar espiritualmente a los que ya se encontraban allí. Este traslado duró cuatro meses y se llevó a cabo durante el primer y el quinto mes del año. El viaje se hizo en grupo para evitar peligros en la carretera y en época de sequía para facilitar el desplazamiento.
Esdras nos revela que en este segundo traslado también se extendió la invitación a sacerdotes, levitas, cantores y otros grupos de personas. Sin embargo, al llegar a Jerusalén, se percataron de que no había levitas entre ellos. Esto nos muestra la importancia de los levitas en el ámbito espiritual y en la guía del pueblo. Los levitas eran ayudantes externos que tenían la tarea de guiar y orientar al pueblo espiritualmente, mientras que los sacerdotes ministraban directamente en el santuario.
Esdras tomó la decisión de buscar levitas entre el pueblo. Envió a un grupo de hombres doctos para persuadir a los levitas y convencerlos de unirse a ellos en Jerusalén. Finalmente, encontraron a un hombre entendido llamado Serevías que aceptó unirse a ellos junto con su familia.
El capítulo también nos muestra el ayuno que realizaron antes de partir hacia Jerusalén. Esdras proclamó el ayuno para buscar a Dios y solicitar su protección y buen viaje para ellos, sus hijos y sus bienes. Este ayuno muestra la dependencia de Dios y la fe de Esdras en su dirección y cuidado.
Una vez en Jerusalén, ofrecieron una gran cantidad de holocaustos y expiaciones en la casa de Dios. También entregaron los decretos del rey a los gobernadores y capitanes para recibir su ayuda en la reconstrucción y protección del pueblo y la casa de Dios.
En resumen, el capítulo 8 del libro de Esdras nos muestra el segundo traslado de los judíos de Babilonia a Jerusalén, la importancia de los levitas en el ámbito espiritual y su búsqueda por parte de Esdras, el ayuno realizado antes de partir y la llegada a Jerusalén con ofrendas y decretos del rey. Todo ello muestra la dependencia de Dios, la fe de Esdras y la dedicación al servicio de Dios y su pueblo.
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