El artículo «El remanente de Dios: un mensaje de esperanza en los últimos días» nos invita a reflexionar sobre el papel crucial que desempeña el pueblo de Dios en el conflicto cósmico entre el bien y el mal. La historia de la humanidad nos ha mostrado que desde el principio, Satanás ha estado en guerra con Cristo, deseando tomar el control del universo. Sin embargo, en los últimos días de la historia de la tierra, el enfoque de atención se dirige hacia el pueblo de Dios, el remanente fiel a Cristo.
El libro de Apocalipsis, en el capítulo 12, verso 17, declara enfáticamente que el dragón, que es Satanás, está enojado y airado contra la mujer, que representa al pueblo de Dios. Además, va a combatir al resto de sus hijos, a aquellos que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesús. Este remanente es el que permanece fiel a Cristo, obediente a su verdad y fiel a su misión.
Si retrocedemos en la historia, podemos ver que la mujer representa al pueblo de Dios de todos los tiempos, desde Adán, Noé, Abraham y el pueblo de Israel, hasta la iglesia cristiana del Nuevo Testamento. En medio de las persecuciones de la iglesia apóstata, este remanente se mantuvo fiel al Señor. Hoy en día, ese remanente representa a aquellos que levantan la bandera de la verdad, guardando los mandamientos de Dios y teniendo el testimonio de Jesucristo.
Este mensaje de Apocalipsis nos muestra que Satanás está furioso con el pueblo de Dios en los últimos días. Su estrategia histórica de perseguir a los cristianos en general ya no le funciona. Su ataque de ira se dirige específicamente contra aquellos que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesús. Este ataque final culmina con un decreto para que no puedan comprar ni vender, encarcelándolos y enfrentándolos a la muerte.
Es importante entender que el conflicto final no se localiza en lugares físicos como el Medio Oriente, sino que se centra en la mente del pueblo de Dios disperso por todo el mundo. Es una batalla entre dos fuerzas opuestas: Cristo y Satanás. No hay punto neutral, cada uno debe decidir a quién seguir. ¿Somos leales a Cristo y vivimos de acuerdo a Su voluntad? ¿Hemos aceptado por fe la justicia de Cristo y estamos dispuestos a enfrentar la muerte por Su causa?
Nuestro mundo se acerca a una gran crisis y en esos momentos críticos hay que tomar decisiones. Pero nuestra victoria está asegurada si permanecemos conectados a Cristo mediante la fe y la obediencia a Sus mandamientos. Sin embargo, es importante recordar que esta obediencia no es una carga pesada, sino un resultado natural de nuestro amor por Dios.
En medio de las presiones y conflictos que enfrentamos, es reconfortante saber que Satanás puede estar airado con nosotros, pero la protección de Dios es mucho más grande. Aunque sintamos que nuestras fuerzas flaquean, podemos salir victoriosos porque tenemos a Dios de nuestro lado. Él es más poderoso que Satanás y tiene un ejército de ángeles dispuestos a salir en nuestra defensa.
Por eso debemos aferrarnos a la esperanza de que Jesús gana y Satanás pierde. No importa cuán feroz sea el ataque del enemigo, podemos confiar en el poder y la victoria de Cristo. Así que, en medio de este conflicto cósmico, seamos parte del remanente de Dios, guardemos Sus mandamientos y tengamos el testimonio de Jesús en nuestras vidas.
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