En este artículo exploraremos los capítulos 18 al 20 del libro del profeta Ezequiel en la Biblia. Estos capítulos nos presentan enseñanzas importantes sobre la justicia de Dios y el camino de vida que Él nos invita a seguir.
Capítulo 18: La responsabilidad personal
En el capítulo 18, Dios revela a Ezequiel su palabra sobre la responsabilidad personal. Dios establece que cada individuo es responsable de sus propias acciones y decisiones. No se puede culpar a los padres o a las circunstancias por las malas acciones de uno mismo. Dios dice que el alma que peque, morirá, pero también dice que el alma que sea justa y haga lo que es correcto, vivirá. La justicia y la obediencia a los mandamientos de Dios son clave para la vida abundante y la bendición.
Dios describe el comportamiento justo y lo contrasta con el comportamiento de aquellos que caen en el pecado. Si una persona justa engendra un hijo que se convierte en un malhechor, ese hijo será responsable de sus propias acciones y no será castigado por los pecados de su padre. Del mismo modo, si un malhechor se arrepiente y se aparta de su maldad, será perdonado y vivirá. La justicia y el arrepentimiento son fundamentales en el plan de salvación de Dios.
Capítulo 19: La lamentación sobre los líderes
En el capítulo 19, Dios pronuncia una lamentación sobre los líderes de Israel. Los describe como leones y leonas que han perdido su poder y su influencia. Los líderes de Israel fueron cazados y llevados cautivos por otras naciones debido a su pecado y rebeldía contra Dios. Dios compara la madre leona con la nación de Israel y lamenta la caída de su poder y autoridad.
Dios también pronuncia juicio sobre la nación de Israel en general, describiendo cómo se alejaron de Él y se involucraron en la idolatría y adoración a falsos dioses. Dios promete que aquellos que se rebelaron y abandonaron sus caminos justos serán castigados, pero también promete que aquellos que se arrepientan y vuelvan a Él serán perdonados y restaurados.
Capítulo 20: La disciplina de Dios para la salvación
En el capítulo 20, Dios habla sobre su disciplina para la salvación de su pueblo. Él recuerda cómo sacó a Israel de la esclavitud en Egipto y les dio sus leyes y mandamientos para que vivieran en obediencia. Sin embargo, el pueblo de Israel se rebeló y se aferró a la idolatría y a las prácticas paganas. Dios les advierte sobre las consecuencias de su pecado y sobre su propósito de disciplinarlos para traerlos de regreso a Él.
Dios promete que sacará a su pueblo de entre las naciones donde han sido dispersados y los traerá a la tierra de Israel. Les reafirma que él es el Señor y que será santificado en medio de ellos. Dios señala que su propósito de disciplina es para que su pueblo se arrepienta y se aparte de sus malos caminos, y así vivan una vida en obediencia y comunión con Él.
Conclusión
Estos capítulos de Ezequiel nos enseñan que la justicia de Dios demanda responsabilidad personal. No podemos culpar a otros por nuestras acciones, sino que somos llamados a vivir de acuerdo a los mandamientos y la justicia de Dios. Dios también nos recuerda que su disciplina es para nuestro bien, para traernos de vuelta a Él y restaurar nuestra relación con Él.
Invitamos a los lectores a explorar más a fondo estos temas y a continuar leyendo la Biblia para obtener una comprensión más profunda de la enseñanza de Dios. La Biblia está llena de tesoros revelados por Dios para nuestra enseñanza y consuelo.
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