Gracia para la obediencia: la importancia de los mandamientos

En la guía de estudio de la Biblia , se presenta la lección del día jueves titulada «Gracias para la obediencia». Esta lección nos recuerda que, como creyentes, estamos bajo la gracia de Dios y que esta gracia nos debe llevar a obedecer los mandamientos que Dios escribió con su propio dedo.

La Biblia fue escrita por hombres inspirados por el Espíritu Santo, pero los mandamientos fueron escritos directamente por Dios en dos ocasiones, lo cual demuestra claramente su importancia. Sin embargo, en la actualidad, podemos observar que muchas personas están siendo engañadas por doctrinas falsas que circulan en el mundo. Estas doctrinas erróneas, representadas por la «mujer de escarlata y de púrpura» mencionada en Apocalipsis 17, han provocado que el mundo esté embriagado por ellas.

Una de las doctrinas falsas más difundidas es la creencia en el universalismo, que sostiene que no importa lo que hagamos, creamos o pensemos, el amor de Dios nos salvará de todas maneras. Esta enseñanza va en contra de lo que la Biblia nos enseña, ya que la obediencia a los mandamientos de Dios es un requisito para seguir a Cristo.

Es triste ver cómo algunos predicadores, motivados por el deseo de agradar a las masas y ganar dinero, difunden estas ideas erróneas que solo conducen a la perdición. Sin embargo, todavía hay esperanza para aquellos que han sido engañados por estas enseñanzas falsas. Dios está extendiendo un llamado final de arrepentimiento y cambio a aquellos que aún están aferrados al error.

Es importante entender que la salvación no se basa en nuestros propios esfuerzos, sino en la gracia de Dios. A través de la fe en el sacrificio de Cristo, somos justificados y recibimos la gracia para obedecer. Esto no significa que no debamos esforzarnos por vivir de acuerdo con los mandamientos de Dios, sino que debemos depender del poder del Espíritu Santo para ayudarnos en nuestra debilidad.

El llamado de Dios a su pueblo en los últimos días es claro: debemos salir de Babilonia, es decir, apartarnos de las enseñanzas y prácticas que van en contra de los mandamientos de Dios. Esto no significa abandonar nuestra iglesia, sino más bien trabajar para reformarla desde adentro. Si no se logra la reforma, entonces debemos buscar la verdadera adoración en nuestros hogares y en comunión con otros creyentes comprometidos con la obediencia a Dios.

La obediencia a los mandamientos de Dios no es una carga imposible de llevar, sino más bien una respuesta de gratitud a su amor y gracia. Como creyentes, debemos entender que la obediencia no es la base de nuestra salvación, sino una evidencia de nuestra fe en Cristo. Es a través de la fe en Cristo que somos salvados por gracia para buenas obras.

En resumen, el llamado de Dios en estos tiempos finales es claro: sal de la confusión y la desobediencia a los mandamientos de Dios, y busca vivir en obediencia y fe a través de la gracia de Cristo. La obediencia no es un medio para ganar la salvación, sino una respuesta de gratitud y amor a Dios. Es a través de la obediencia y la fe que consolidamos nuestra relación con Dios y damos un testimonio de su amor y verdad al mundo.

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