En este artículo, vamos a explorar los salmos del 81 al 85 de manera sistemática. Estos salmos ofrecen una visión de la rebeldía de Israel, la bondad de Dios, las instrucciones divinas y el perdón ofrecido por nuestro Señor.
Salmo 81: El gozo en la bondad de Dios
Este salmo, atribuido a Asaf, nos invita a cantar con gozo al Dios de Jacob. Celebremos con júbilo y música, tocando instrumentos como el pandero, el arpa y el salterio. El salmista nos anima a hacer sonar la trompeta en la luna nueva y en la luna llena, en días de festividad para el pueblo de Israel.
El salmo también nos recuerda el pacto que Dios estableció con José cuando Israel estaba en Egipto. Dios liberó a Israel de la esclavitud y les dio alivio de sus cargas. A pesar de la desobediencia del pueblo, Dios siguió proveyendo para ellos en su calamidad.
En este salmo, se nos insta a escuchar y obedecer a Dios. No debemos tener dioses ajenos ni adorar a otros dioses. Dios es nuestro Señor y Él merece nuestra adoración. Si el pueblo hubiera escuchado a Dios y hubiera seguido sus caminos, Dios habría derrotado a sus enemigos y los habría bendecido abundantemente.
Salmo 82: Los malos jueces
En este salmo, Asaf nos muestra el juicio divino en el concilio celestial. Dios juzga a los jueces injustos y les insta a defender a los débiles, a los huérfanos y a los afligidos. Aunque se les llame «dioses» o «hijos del Altísimo», estos jueces perecerán como cualquier hombre.
El salmo nos llama a Dios a levantarse y juzgar la tierra, ya que Él es el dueño de todas las naciones. Debemos recordar que Dios es el único Dios verdadero y que todas las naciones están sujetas a su autoridad.
Salmo 83: Justicia contra los enemigos
Este salmo, atribuido a Asaf, nos habla de los enemigos de Israel que conspiran contra ellos. Estas naciones se han unido para destruir a Israel y borrar su nombre de la historia. Entre los enemigos mencionados se encuentran los hedonistas, los ismaelitas, los moabitas, los amonitas, los filisteos y los asirios.
El salmista clama a Dios que actúe contra estos enemigos. Le pide a Dios que los derrote y los asombre con su presencia. Que se avergüencen y busquen el nombre del Señor. El salmo expresa el deseo de que los enemigos sean deshonrados y sepan que solo el Señor es el Dios verdadero.
Salmo 84: La amable morada de Dios
En este salmo, se habla del anhelo del salmista por la morada de Dios. Él anhela con todo su ser los atrios del Señor. Incluso el gorrión y la golondrina encuentran un lugar donde anidar cerca de los altares de Dios.
El salmo muestra que es bendito aquel que habita en la casa del Señor y que confía en Él. Aunque pasemos por valles de lágrimas, Dios los convierte en manantiales de bendición. El salmista reconoce que es mejor pasar un día en los atrios de Dios que mil fuera de ellos. Dios es nuestro sol y nuestro escudo; Él nos dará gracia y gloria. No nos negará ningún bien a los que confían en Él.
Salmo 85: El dulce perdón de Dios
Este salmo ofrece una perspectiva del perdón y la restauración que Dios ofrece. El salmista agradece a Dios por ser propicio y perdonar la maldad del pueblo. Dios ha tomado cautiva a Jacob y ha restaurado a su pueblo. Aunque Dios puede estar enojado por un tiempo, su salvación está cerca de aquellos que lo reverencian.
El salmo muestra que el amor y la fidelidad se encuentran en Dios y que la paz y la justicia se besan. Dios dará bendiciones a su pueblo y la tierra dará su fruto. La justicia irá delante de Él y guiará nuestro camino.
En conclusión, estos salmos nos ofrecen una visión de la bondad de Dios y su disposición a perdonar. Nos instan a escuchar y obedecer a Dios, a defender a los débiles y a confiar en Él en medio de las dificultades. A través de estos salmos, podemos encontrar consuelo y esperanza en las promesas de Dios. Te invitamos a explorar más del contenido de nuestra web para profundizar en el estudio de la Biblia y estar al día de las enseñanzas divinas.
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