En este artículo, continuaremos nuestro recorrido por las Sagradas Escrituras, adentrándonos en los últimos capítulos del segundo libro de Crónicas. En este pasaje, se narra la historia del rey Josías, quien comenzó a reinar a los ocho años y reinó durante treinta y un años en Jerusalén. Desde temprana edad, Josías buscó al Dios de David, su padre, y se dedicó a limpiar el reino de los lugares altos y las imágenes paganas. Derribó altares y destruyó ídolos en toda la tierra de Israel. Luego, ordenó la reparación de la casa de Jehová y restableció las prácticas religiosas de la pascua y la adoración a Dios.
En su reinado, Josías encontró el libro de la Ley de Jehová en la casa de Dios y se dio cuenta de que el pueblo había dejado de seguir las enseñanzas de Dios. Temeroso de la ira de Jehová, consultó a la profetisa Hulda, quien confirmó que Dios traería juicio sobre el pueblo por sus abominaciones. Josías se humilló ante Dios y buscó su perdón. Celebró la pascua de manera solemne y renovó el pacto con Jehová.
Después de la muerte de Josías, su hijo Joacaz reinó brevemente en Jerusalén antes de ser destituido por el rey de Egipto. Joaquín, otro de sus hijos, fue impuesto como rey por el rey de Egipto y reinó durante once años en Jerusalén, haciendo lo malo ante los ojos de Jehová. Finalmente, el rey Nabucodonosor de Babilonia llegó y se llevó al pueblo de Judá como cautivos, destruyendo la casa de Dios y llevándose los tesoros de Jerusalén.
El libro de las Crónicas culmina con la promesa de Dios de traer redención a su pueblo después de setenta años de exilio en Babilonia. En cumplimiento de la palabra de Jehová, Ciro, rey de los persas, emitió un decreto permitiendo a los judíos regresar a Jerusalén y reconstruir el templo de Jehová.
Con esto concluimos nuestro recorrido por el segundo libro de Crónicas. Te invitamos a seguir explorando la Palabra de Dios y descubrir la riqueza de enseñanzas que tiene para ofrecernos. En nuestra próxima entrega, nos adentraremos en el libro de Esdras, donde continuaremos aprendiendo de la historia y los mandamientos de Dios. ¡Que el Señor te bendiga en este día!
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