Continuamos con nuestra lectura sistemática de la Biblia, adentrándonos en el libro del profeta Zacarías. En el capítulo 5, se nos presenta la sexta visión de Zacarías: un rollo que vuela. El profeta ve un rollo volando en el aire, y un ángel le explica que esto representa la maldición que vendrá sobre todo el país. En el rollo se encuentra escrito que todos los ladrones serán destruidos, así como aquellos que juren falsamente.
En la séptima visión, Zacarías observa un canasto de medir con una tapa de plomo. Dentro del canasto, hay una mujer que representa la maldad. El ángel indica que esta maldad será llevada a Babilonia y será colocada en una casa sobre un pedestal. Dos mujeres con alas de cigüeña se llevan el canasto entre la tierra y el cielo.
En la octava visión, Zacarías ve cuatro carros con caballos de diferentes colores. Estos carros son los cuatro vientos del cielo que se presentan ante el Señor de toda la Tierra. Cada carro se dirige hacia una dirección específica. Zacarías también recibe una palabra del Señor, quien le indica tomar una ofrenda de los cautivos que regresaron de Babilonia y hacer una corona que será colocada en la cabeza del sumo sacerdote Josué.
En el capítulo 6, Zacarías recibe la profecía de que el «Varón llamado Retoño» construirá el Templo del Señor y gobernará como sacerdote en su consejo de paz. Las coronas que se pondrán en la cabeza de Josué y se colocarán en el Templo servirán como memoria de esta profecía. Zacarías también habla de aquellos que vendrán de lejos para edificar el Templo del Señor.
En el capítulo 7, se menciona un ayuno que Dios reprueba. El pueblo de Betel envía a algunos hombres para preguntar a los sacerdotes y profetas si deben continuar su ayuno en el quinto mes. Sin embargo, Dios les recuerda que su ayuno no ha sido aprobado por Él, ya que se han olvidado de hacer justicia y misericordia. En lugar de escuchar a los profetas y arrepentirse, el pueblo endurece su corazón.
En el capítulo 8, se proclama la promesa de la restauración de Jerusalén. Dios dice que Él regresará a Sión y habitará en Jerusalén, que se llamará la ciudad de la verdad. Habrá ancianos y niños en sus calles, y todo esto parecerá imposible a los ojos del remanente del pueblo. Pero Dios promete salvar a su pueblo y hacer de ellos una bendición. Se les insta a hablar la verdad, juzgar con justicia y buscar la paz.
A lo largo de estos capítulos, vemos un patrón de maldad y pecado, pero también una promesa de restauración y bendición. Zacarías es un recordatorio de que es importante vivir en obediencia a Dios y buscar la verdad, la justicia y la paz. Estas lecciones son aplicables en nuestra vida diaria, ya que nos animan a vivir en armonía con nuestros semejantes y a buscar la voluntad de Dios.
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