Aprendiendo de Josafat: confía en Dios en tiempos de adversidad

Bienvenidos a este nuevo contenido web en el que exploraremos los tesoros revelados en el Segundo Libro de Crónicas. En este pasaje bíblico, nos encontramos con el rey Josafat, quien gobernó en Judá y fue un hombre que buscó al Dios de sus antepasados y siguió sus mandamientos. A lo largo de su reinado, Dios estuvo con él y le confirmó su reino. Josafat demostró valentía y sabiduría al eliminar los lugares de adoración falsos y las imágenes idolátricas de Judá.

En el tercer año de su reinado, Josafat envió a sus príncipes y levitas para enseñar la ley de Dios en todas las ciudades de Judá. Y así, el temor de Dios cayó sobre los reinos vecinos, quienes no se atrevieron a hacer guerra contra Josafat.

Como resultado, Josafat recibió tributos y presentes de los pueblos filisteos y árabes, lo cual contribuyó a su riqueza y gloria en abundancia. Además, fortaleció las ciudades de Judá y tuvo un ejército valiente.

Luego de ciertos años, Josafat fue visitar al impío rey Acab de Israel, quien le persuadió a unirse a él en la guerra contra Ramot de Galaad. A pesar de la insistencia de Acab y de los profetas de Baal en la corte de Israel, Josafat buscó la palabra de Dios a través de un profeta verdadero. Fue entonces cuando se presentó Micaías hijo de Imla y profetizó que la verdad se ocultaba detrás de las profecías falsas de los profetas de Baal.

Después de la derrota de Acab en la batalla y su muerte, Josafat regresó a Jerusalén en paz. Sin embargo, fue confrontado por el vidente Jehú hijo de Hananí, quien le advirtió que había ayudado a los impíos y amaba a los que aborrecían a Jehová. A pesar de esto, Jehú reconoció el temor de Dios en la vida de Josafat y que había hecho cosas buenas al eliminar la idolatría de la tierra.

En los años posteriores, Josafat estableció jueces en todas las ciudades fortificadas de Judá, quienes debían juzgar con justicia y con temor de Dios. El temor de Jehová cayó sobre los reinos vecinos y Judá gozó de paz y prosperidad.

Luego, Josafat fue confrontado por los hijos de Amón y de Moab, quienes vinieron a atacarlo. Temeroso, Josafat buscó a Jehová y convocó a una asamblea en la cual oraron y alabaron a Dios. Jehová les respondió a través de un profeta y les aseguró que no temieran, porque la batalla no era de ellos, sino de Dios. Así, Dios puso emboscada contra los enemigos y Josafat y su pueblo recogieron un gran botín de riquezas.

Finalmente, Josafat reinó en paz y gozo por muchos años, pero se asoció con el impío rey Ocozías de Israel para construir naves que fueron destruidas a causa de la desobediencia de Josafat a la voluntad de Dios.

En conclusión, este pasaje nos enseña sobre la importancia de buscar a Dios y seguir sus mandamientos. Josafat fue un rey que valoró la enseñanza de la ley de Dios y eliminó la idolatría de su reino. A través de su fe y obediencia, obtuvo paz y prosperidad en su reinado. Sin embargo, también vemos cómo la asociación con los impíos y la desobediencia pueden llevar a la derrota y al castigo de Dios. Debemos aprender de la vida de Josafat y buscar a Dios en todas nuestras decisiones y acciones.

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