Hoy en este artículo exploraremos el capítulo 5 del libro de Jueces, el cual es un canto de agradecimiento a Dios por la liberación. En esta ocasión, vamos a hablar sobre el poder y la importancia de la música en la adoración. La música es un regalo que Dios nos ha dado y tiene una función específica en la adoración al Todopoderoso.
Para que la música sea verdaderamente efectiva en la adoración, debe ser cantada o entonada con el entendimiento pero también con el corazón y con alegría. No se trata simplemente de un ritmo o una letra vacía, sino de una combinación de ritmo y letra que nos impulsa a seguir siendo perseverantes en nuestra fe y a exaltar a Dios por sobre todas las cosas.
En capítulos anteriores, hemos visto cómo Moisés entonó dos cantos, uno acompañado por su hermana María y otro solo, antes de despedirse del pueblo de Israel. El canto forma parte integral de la adoración a Dios, y en el caso de Débora, jueza de Israel y profetiza, entonó un canto en todo el capítulo 5 acompañada por Barak. Este canto, aunque puede que no rime tanto en nuestro castellano, es considerado una obra de arte en hebreo.
El canto es un talento que Dios nos otorga, y se convierte en un don cuando lo utilizamos para adorarle. Vemos ejemplos de esto incluso en tiempos posteriores, cuando se estableció el templo en tiempos de Salomón. Los sacerdotes eran los encargados de dirigir el canto en Israel, y David, el rey, designó a los cantores para el servicio en el santuario, lo cual nos indica la importancia de cantar adecuadamente y utilizar la música de manera correcta en la adoración (1 Crónicas 23:5).
Incluso en el libro de Apocalipsis, se habla del cántico de Moisés y del cordero que entonarán todos los redimidos cuando Cristo venga a buscar a sus hijos. Esto nos muestra que el canto también se manifiesta en el tiempo del fin.
Ahora vamos a leer el canto de Débora y Barak en el capítulo 5, versículo 1, que dice: «En aquel día cantó Débora con Barak y dijo: ‘Cuando los príncipes de Israel se ponen al frente, cuando el pueblo se ofrece voluntariamente, bendecid al Señor'». Este canto es una expresión de gratitud y alabanza a Dios por su intervención en la liberación de su pueblo.
En el canto, Débora describe la manifestación del poder de Dios en los eventos que llevaron a la liberación del pueblo de Israel. Menciona cómo tembló la tierra, los cielos se estremecieron, las nubes vertieron agua y los montes temblaron ante el Señor Dios del Sinaí, el Dios de Israel (versículos 4-5).
Además, en el canto se menciona la situación de opresión en la que se encontraba el pueblo de Israel antes de la liberación. Los caminos estaban desiertos, los viajeros se apartaban por senderos sinuosos, las aldeas habían cesado y el pueblo había decaído. Sin embargo, Débora se levantó como madre en Israel cuando los israelitas elegían nuevos dioses y la guerra llegaba hasta las puertas (versículos 6-8).
Débora reconoce y alaba a los príncipes de Israel y a todos aquellos que se ofrecieron voluntariamente para luchar contra el enemigo en el nombre del Señor (versículo 9). También menciona a quienes cabalgaban en asnas blancas, los que viajaban hablaban lejos del ruido de los arqueros, repartiendo los triunfos del Señor entre Los Guerreros de Israel (versículos 10-11).
El canto continúa describiendo cómo el pueblo marchó en auxilio contra los fuertes de Efraín, cómo vinieron los que vencieron a Amalec, cómo los reyes y los guerreros pelearon, cómo las estrellas pelearon contra Sísara y cómo el torrente de Cisón arrastró a los enemigos del Señor (versículos 13-21).
El canto también destaca la valentía y la determinación de personas como Jael, quien mató a Sísara, y se menciona a la madre de Sísara que esperaba con ansias su victoria y maldice a quienes no vinieron en ayuda del Señor (versículos 24-31).
Este canto de Débora nos muestra la importancia de alabar y agradecer a Dios por las victorias que nos da. También nos recuerda que el poder y los triunfos son del Señor. Cuando confiamos en Él, marchamos en valentía y perseverancia, y reconocemos que todo está en sus manos, podemos experimentar victoria y reposo en nuestra vida.
En conclusión, la música y el canto tienen un papel fundamental en nuestra adoración a Dios. A través de la música, podemos expresar nuestras emociones, nuestra gratitud y nuestro amor hacia Él. La música nos ayuda a conectarnos de manera más profunda con nuestro Creador y a fortalecer nuestra fe.
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Recuerda siempre alabar a Dios a través del canto, ser perseverante en tu fe y confiar en que el poder y los triunfos son del Señor. Que Dios te bendiga y te guíe en tu caminar espiritual.
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