Hoy en nuestro recorrido explicativo por las sagradas escrituras, hemos llegado al capítulo número 20 del primer libro de los reyes, donde aparece un personaje que ya habíamos mencionado en relatos anteriores. El rey de Siria, Ben-adad, hace alianza con el rey Asa de Judá, lo que desagrada al Señor y provoca una batalla contra Basá, rey de Israel. Las alianzas y traiciones se forjan en Israel y Judá, y dentro de estas historias también aparece el rey Ben-adad de Siria, que reúne su ejército y sube a atacar a Samaria.
Es importante notar que ha pasado tiempo desde la última vez que mencionamos a Ben-adad y es probable que se trate de un nuevo rey o quizás su hijo, ya que la Biblia no da detalles específicos. Sin embargo, los eventos de esta historia indican que la alianza previa con Asa no fue olvidada. Ben-adad envía mensajeros al rey Acab de Israel para reclamar su plata, oro, esposas e hijos, como una forma de afirmar su autoridad sobre el rey de Israel. Es un desafío directo en el que pregunta si Acab está dispuesto a obedecer o enfrentar las consecuencias.
El rey de Israel responde con humildad y entrega todo lo que le piden, pero esto solo aumenta la arrogancia de Ben-adad y ordena saquear todo Israel al día siguiente. Sin embargo, Dios interviene y envía un profeta anónimo para decirle al rey de Israel que no tema, porque Dios entregará a Ben-adad y su ejército en sus manos para que sepan que él es el Señor.
El profeta también le dice a Acab que la victoria vendrá a través de los jóvenes, los siervos y príncipes de las provincias. La confianza en el Señor y la participación de los jóvenes son fundamentales para esta batalla. Acab pasa revista a los jóvenes y también reúne a siete mil hombres para la batalla. Ben-adad y sus aliados están confiados y emborrachándose en las tiendas cuando los jóvenes de Israel salen primero y comienzan a atacar. Los siervos del rey de Siria le avisan a Ben-adad, pero él no se preocupa y cree que se trata de una emboscada. Sin embargo, los siervos de los príncipes de las provincias tienen la victoria en cada enfrentamiento y los sirios huyen abandonando la ciudad.
Después de esta primera victoria, el profeta del Señor vuelve a hablar con Acab y le dice que se fortalezca y considere lo que hará después, porque Ben-adad volverá a atacar después de un año. El profeta le advierte al rey de Israel que se prepare porque habrá otra batalla por venir. Es en este punto que vemos cómo Acab descuida su deber y hace una alianza con Ben-adad en lugar de confiar en el Señor. Este descuido lo lleva a recibir una condena de parte del Señor a través del profeta. A través de una serie de ilustraciones y parábolas, el profeta muestra a Acab que ha descuidado su deber y se someterá a las consecuencias.
Este relato nos enseña varias lecciones importantes. En primer lugar, la confianza en el Señor y la obediencia a sus mandamientos son fundamentales para la victoria en cualquier batalla. Sin embargo, también debemos recordar que debemos cumplir nuestras responsabilidades y no descuidar nuestros deberes en ninguna área de nuestra vida. Además, debemos ser un ejemplo para aquellos que nos rodean, especialmente los jóvenes, y mostrarles el camino de la fe y la obediencia a Dios.
Finalmente, debemos recordar que Dios es fiel y siempre cumple sus promesas. Él estará con nosotros en todas las circunstancias y nos guiará hacia la victoria. Si confiamos en él y cumplimos nuestra responsabilidad, podemos enfrentar cualquier batalla con valentía y confianza en su poder. Así como Acab tuvo la oportunidad de recibir el perdón y la salvación de Dios, también tenemos la oportunidad de recibir su amor y misericordia en nuestras vidas.
Invito a cada uno de ustedes a reflexionar sobre estas enseñanzas y a aplicarlas en sus vidas diarias. Recordemos que somos importantes para Dios y que él tiene planes y propósitos buenos para cada uno de nosotros. Confíen en el Señor en todas las circunstancias y cumplan con sus deberes y responsabilidades, siempre recordando que Dios está con nosotros y nos guiará hacia la victoria.
Al despedirnos, les deseamos la bendición del Señor y los invitamos a seguir explorando las sagradas escrituras en nuestra Newsletter de esperanza. Que Dios los bendiga y los guarde, y que su paz esté con ustedes siempre. Amén.
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