En este artículo exploraremos los capítulos 38 al 40 del libro del profeta Isaías en la Biblia. Continuando con nuestra lectura sistemática de las Escrituras, nos adentraremos en los tesoros y enseñanzas que el Señor ha revelado a través de su Palabra.
Capítulo 38: La sanidad de Ezequías
En este pasaje, encontramos a Ezequías, el rey de Judá, enfermo de muerte. El profeta Isaías se dirige a él en nombre del Señor y le advierte que prepare su casa porque morirá. Sin embargo, Ezequías clama al Señor con sinceridad y llanto, recordándole su fidelidad y acciones justas. El Señor escucha su oración y le concede quince años más de vida, además de protegerlo a él y a su ciudad del rey de Asiria.
Ezequías, lleno de gratitud, escribe un canto en el cual relata su angustia, su confianza en el Señor y su salvación. Reconoce que su vida ha sido restaurada y que ahora tiene la oportunidad de alabar al Señor en Su casa.
Capítulo 39: Visitantes de Babilonia
Durante el tiempo en el que Ezequías se recupera de su enfermedad, recibe la visita de enviados del rey de Babilonia. Ezequías muestra con orgullo todos los tesoros y riquezas de su reino. Isaías, al enterarse de esta visita, pregunta a Ezequías sobre los visitantes y lo que han visto en su casa. Ezequías confiesa que les mostró todo y que nada quedó oculto.
Isaías, en nombre del Señor, anuncia que llegarán días en los que todo lo que hay en la casa de Ezequías será llevado a Babilonia, incluyendo a sus descendientes, quienes serán eunucos en el palacio del rey de Babilonia. Ezequías acepta la palabra del Señor, aunque con un deseo de paz y seguridad para sus días restantes.
Capítulo 40: Perdón y consuelo
Este capítulo comienza con un mensaje de consuelo y perdón para el pueblo de Dios. El Señor ordena a sus profetas que hablen al corazón de Jerusalén y proclamen buenas noticias. Se les dice que su dura milicia ha terminado y que su pecado ha sido perdonado. Además, recibirán doble recompensa por sus transgresiones.
Una voz clama en el desierto, preparando el camino para el Señor. El valle se alza y los montes se abajan, allanando el camino para el Señor. La gloria del Señor será revelada para que todos la vean. El profeta declara que la palabra del Señor permanece para siempre, mientras que el hombre es como la hierba que se seca y la flor que se marchita. Sin embargo, aquellos que esperan en el Señor serán fortalecidos y renovados.
Isaías pregunta a quién se puede comparar a Dios, el creador de todas las cosas. Su poder y entendimiento son insondables. Mientras que los hombres se debilitan y cansan, aquellos que confían en el Señor tendrán nuevas fuerzas. El Señor restaurará y renovará a aquellos que esperan en Él.
En resumen, estos tres capítulos de Isaías nos muestran la sanidad de Ezequías, la visita de enviados de Babilonia y el mensaje de perdón y consuelo para el pueblo de Dios. A través de estos relatos, podemos aprender sobre la fidelidad, la confianza en el Señor y la importancia de esperar en Él. Continuemos abriendo las Escrituras y descubriendo los tesoros que Dios tiene revelados para nosotros.
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