Dar lo mejor a Dios y orientar a los gobernantes

En el capítulo 17 del libro de Deuteronomio, se nos enseña la importancia de ofrecerle a Dios lo mejor de nosotros. Las ofrendas y sacrificios eran fundamentales en la cultura del antiguo pueblo de Israel, ya que representaban al Mesías que vendría en el futuro. Dios dio lo mejor de sí mismo enviando a Jesús como el sacrificio perfecto por nuestros pecados. Por lo tanto, debemos dar lo mejor de nosotros al Señor en gratitud por lo que ha hecho por nosotros.

Hoy en día, también tenemos muchas cosas que ofrecerle a Dios. Todo lo que tenemos y somos le pertenece a Él, y nosotros somos sus administradores. Administramos nuestro tiempo, nuestros recursos y nuestros cuerpos, que son templos del Espíritu Santo. Por lo tanto, debemos dar lo mejor de cada uno de nosotros a aquel que nos dio todo para perdonar nuestros pecados.

No solo debemos darle lo mejor materialmente, sino también en nuestras acciones y actitud hacia los demás. Debemos tratar a nuestros semejantes de la mejor manera posible, mostrando el amor de Dios en todo lo que hacemos. Nuestro servicio debe ser un reflejo de la gloria de Dios y debemos glorificarlo en todo momento. Dios debe ser siempre lo primero, lo último y lo mejor en nuestra vida.

El capítulo continúa hablando sobre la actitud que debemos tener hacia aquellos que se desvían del camino del Señor. Si alguien peca contra Dios y se aparta de sus mandamientos, debemos confrontarlo en amor y buscar su arrepentimiento. Si la persona persiste en su rebeldía, debemos apartarnos de ella para proteger nuestra fe y seguir el ejemplo de Jesús en Mateo 18:15-17.

Es importante destacar que esta enseñanza se aplica dentro de la comunidad de fe, entre aquellos que comparten la misma fe y se han criado con los mandamientos del Señor. No debemos juzgar ni alejarnos de aquellos que no comparten nuestra fe o pertenecen a otras religiones. Nuestra responsabilidad es vivir una vida conforme a los mandamientos de Dios y dar un testimonio adecuado a través de nuestras acciones.

En el contexto del antiguo pueblo de Israel, aquellos que cometían actos abominables y se apartaban de los mandamientos de Dios debían ser castigados con la muerte. Sin embargo, es importante recordar que hoy vivimos bajo la gracia de Cristo y no tenemos autoridad para condenar a nadie a muerte. Más bien, debemos buscar la transformación y conversión del corazón de aquellos que se desvían del camino de Dios.

Cuando surge una situación difícil o un conflicto, el pueblo de Israel debía acudir a los sacerdotes y al juez en el lugar que el Señor había elegido (Jerusalén) para buscar su consejo y orientación. Del mismo modo, nosotros también debemos buscar la guía de Dios a través de su Palabra y de líderes espirituales sabios y capacitados para resolver los problemas y conflictos que surjan en nuestras vidas.

Es importante recordar que no debemos apartarnos ni a la derecha ni a la izquierda de los mandamientos de Dios. Debemos obedecer su Palabra y seguir sus instrucciones en todas las áreas de nuestra vida, incluyendo nuestras decisiones políticas. En nuestras sociedades actuales, es crucial seleccionar gobernantes que sean guiados por principios evangélicos y que respeten los mandamientos de Dios.

En el libro de Daniel, se nos recuerda que Dios pone y quita reyes. Sin embargo, también se nos exhorta a buscar la sabiduría de Dios para tomar decisiones políticas y a no participar en estrategias políticas que no estén alineadas con los mandamientos de Dios. Debemos orar por nuestros gobernantes y exigir que actúen de acuerdo a la voluntad de Dios. Si tenemos la oportunidad, también podemos exhortarlos y orientarlos para que hagan lo correcto.

En resumen, como pueblo de Dios, debemos darle lo mejor de nosotros en gratitud por lo que Él ha hecho por nosotros. Debemos seguir el ejemplo de Jesús y confrontar en amor a aquellos que se desvían del camino del Señor. Busquemos la sabiduría de Dios en todas nuestras decisiones, incluyendo nuestras decisiones políticas, y oremos por nuestros gobernantes para que actúen de acuerdo a la voluntad de Dios. Que Él sea siempre lo primero, lo último y lo mejor en nuestras vidas.

Dios te bendiga y te guarde
Haga resplandecer su rostro sobre ti
Y te conceda paz
En el nombre de Jesús. Amén.

¡Atrévete con nuestro Trivial! – ¿Eres un experto en la Biblia?

EMPEZAR QUIZ