Descubriendo los tesoros de Dios en Reyes

En este artículo exploraremos el libro de 2 Reyes, específicamente los capítulos 18 y 19. Estos capítulos nos cuentan la historia del rey Ezequías de Judá y su enfrentamiento con el rey Senaquerib de Asiria. A través de esta historia, podemos aprender lecciones valiosas sobre la confianza en Dios y la importancia de seguir sus mandamientos.

Ezequías fue un rey justo que hizo lo recto ante los ojos del Señor, siguiendo los pasos de su antepasado David. Él se deshizo de los altares paganos, rompió las imágenes y destruyó la serpiente de bronce que había sido adorada por los israelitas. Debido a su fidelidad al Señor, Ezequías prosperó en todo lo que emprendía y tuvo éxito en sus esfuerzos militares contra los asirios y los filisteos.

Senaquerib, el poderoso rey de Asiria, había conquistado muchas otras naciones y se había vuelto arrogante en su poder. Buscando expandir su imperio, se dirigió hacia el reino de Judá y sitió la ciudad de Samaria, la capital de Israel del Norte. Después de un largo asedio, Samaria fue tomada y sus habitantes fueron deportados. Sin embargo, Ezequías, el rey de Judá, no deseaba el mismo destino para su reino.

Ante la amenaza de Senaquerib, Ezequías decidió enviarle un mensaje diciendo que estaba dispuesto a pagar un tributo para evitar la destrucción de Jerusalén. Senaquerib exigió 300 talentos de plata y 30 talentos de oro como tributo, y Ezequías no dudó en entregar todo lo que pudo encontrar en el Templo y en su palacio para cumplir con la demanda del rey asirio.

Pero esto no fue suficiente para Senaquerib, quien envió a sus tropas a rodear Jerusalén y exigir la rendición del pueblo. El comandante asirio, el copero mayor, habló despectivamente a los israelitas, burlándose de ellos y ridiculizando su confianza en Dios.

Ante esta situación, Ezequías y el pueblo de Judá se sintieron abrumados y se refugiaron en la casa del Señor. Ezequías envió a los ancianos y a los profetas para buscar la ayuda y las palabras de Dios a través del profeta Isaías.

Isaías respondió a Ezequías diciéndole que no temiera a Senaquerib, que Dios protegería a Jerusalén y que el rey de Asiria no podría entrar en la ciudad ni lanzar una sola flecha contra ella. Además, Isaías le entregó una señal al rey: en los próximos años, el pueblo de Judá podría cosechar lo que sembrara y comer del fruto de la tierra.

Efectivamente, esa misma noche, el ángel del Señor salió y mató a 185,000 soldados asirios en el campamento. Cuando Senaquerib se despertó por la mañana, encontró a su ejército diezmado y decidió regresar a Nínive, su capital. Pocos días después, fue asesinado por sus propios hijos.

La historia de Ezequías y Senaquerib nos enseña la importancia de confiar en Dios en medio de las adversidades. Aunque el ejército asirio era mucho más poderoso que el de Judá, el rey Ezequías se aferró a su fe y puso su confianza en el Señor. A través de su confianza y dependencia en Dios, el pueblo de Judá fue protegido y salvado de la destrucción.

Esta historia también nos enseña la importancia de vivir en obediencia a los mandamientos de Dios. Ezequías fue un rey que siguió de cerca los mandamientos de Dios y se deshizo de los ídolos y prácticas paganas que habían infiltrado la tierra de Judá. Su fidelidad y obediencia fueron recompensadas con la protección y el favor del Señor.

En resumen, la historia de Ezequías y Senaquerib en el libro de 2 Reyes nos enseña lecciones valiosas sobre la confianza en Dios, la importancia de seguir sus mandamientos y la protección que viene de poner nuestra confianza en Él. A través de esta historia, somos animados a confiar en Dios en medio de las dificultades y a vivir en obediencia a sus mandamientos, sabiendo que Él es nuestro protector y defensor.

¡Atrévete con nuestro Trivial! – Adivinanzas bíblicas: ¿Puedes resolverlas?

EMPEZAR QUIZ