En este artículo, continuaremos con la lectura sistemática de la Biblia, centrándonos en los capítulos 24 al 26 del libro de Jeremías. Estos capítulos nos presentan a Jeremías recibiendo una visión de dos cestas de higos: una con higos buenos y otra con higos malos.
En la visión, el Señor le dice a Jeremías que los buenos higos representan a los deportados de Judá que fueron llevados cautivos a Babilonia. El Señor promete que los deportados serán bendecidos y restaurados, y volverán a la tierra de Judá. Por otro lado, los malos higos representan a los príncipes y habitantes de Jerusalén que quedaron en la tierra. El Señor dice que los malos higos serán objeto de desprecio y sufrirán espada, hambre y peste hasta que sean exterminados.
En el siguiente capítulo, el Señor le habla a Jeremías sobre los 70 años de cautiverio que vendrán sobre Judá. El pueblo de Judá ha sido desobediente y ha seguido a otros dioses, provocando la ira del Señor. Por tanto, el Señor reunirá a las naciones del norte y al rey de Babilonia para que destruyan la tierra de Judá y la conviertan en desolación. Los habitantes de Judá serán esclavizados y solo después de 70 años el Señor castigará al rey de Babilonia y restaurará a su pueblo.
Jeremías también profetiza que todas las naciones beberán el vino de la ira del Señor y serán castigadas. El Señor entregará a los impíos a la espada y habrá gran destrucción. Nadie será llorado ni enterrado, y los pastores y líderes del rebaño serán destruidos. La tierra de ellos será asolada.
En el capítulo 26, Jeremías es perseguido por sus palabras proféticas en contra de Jerusalén. Los sacerdotes y profetas lo acusan de blasfemia y lo amenazan de muerte. Jeremías les dice que escuchen la voz del Señor y se arrepientan de sus malas acciones. Algunos ancianos defienden a Jeremías, recordando el caso de Miqueas y Urias, quienes también profetizaron en contra de la ciudad y la tierra. Jeremías logra escapar de la muerte con la ayuda de Orian, pero Urias es asesinado por el rey Joaquín.
Estos capítulos nos enseñan sobre la paciencia y el juicio del Señor. Él bendice a los que se arrepienten y regresan a Él, pero también castiga a los que persisten en la desobediencia. A través de estas historias, podemos encontrar consuelo y esperanza en las Escrituras. Nos muestran que todo lo que ha sido escrito en la Biblia es para nuestra enseñanza, para que podamos tener esperanza y consuelo en Dios.
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