En este artículo vamos a explorar el pasaje del libro de Éxodo, capítulos 30 al 32. En estos capítulos, Moisés recibe instrucciones detalladas de cómo construir el altar de incienso, la pila para lavarse, el aceite de la santa unción y el incienso para el santuario. Estos elementos serán utilizados en el culto y la adoración a Dios. También veremos cómo el pueblo de Israel cae en la idolatría al adorar un becerro de oro y cómo esto enfurece a Dios.
El altar de incienso
En el primer capítulo que exploramos, Dios instruye a Moisés a construir un altar de madera de acacia para quemar incienso. Este altar debe ser cuadrado, de un codo de largo y de ancho, y tener una altura de dos codos. Sus cuernos deben formar una sola pieza con el cubrecabezas de oro puro. El altar debe ser cubierto, así como sus paredes y cuernos, con una cornisa de oro. También se deben hacer dos anillos de oro debajo de la cornisa en sus dos esquinas para pasar las varas con las que se llevará el altar.
La pila para lavarse
Luego, Dios instruye a Moisés a construir una pila de bronce con una base de bronce para que el sacerdote y sus hijos se laven antes de entrar en la tienda de reunión y de acercarse al altar para presentar ofrendas al Señor. Este acto de lavarse simboliza la pureza requerida para acercarse a Dios.
El aceite de la santa unción
Dios también le da a Moisés las instrucciones para preparar el aceite de la santa unción. Esta mezcla de especias finas y aceite de oliva será utilizada para ungir la tienda de reunión, el arca del testimonio, la mesa, el candelabro, el altar del incienso y todos sus utensilios, la pila y su base, así como a Aarón y sus hijos, quienes serán consagrados como sacerdotes.
El incienso aromático
Además, Dios le da instrucciones a Moisés para preparar el incienso aromático. Este incienso es una mezcla de especias, incluyendo estacte, uña olorosa, galbanum y incienso puro. Es una composición sagrada y no debe ser imitada ni utilizada para cualquier otro propósito que no sea el culto y la adoración al Señor.
La idolatría del becerro de oro
Desafortunadamente, mientras Moisés está en el monte Sinaí recibiendo estas instrucciones, el pueblo de Israel se vuelve impaciente y decide hacer un becerro de oro para adorarlo como su dios. Aaron, el hermano de Moisés, permite esta idolatría y el pueblo se entrega a la adoración del becerro. Cuando Moisés desciende del monte y ve esta abominación, se enoja y rompe las tablas de la ley que había recibido de Dios.
Moisés confronta a Aaron por su participación en esta idolatría y Aaron trata de justificar sus acciones, atribuyendo la responsabilidad al pueblo. Moisés ordena que aquellos que están del lado del Señor se pongan de su lado, y los levitas responden a su llamado. Como consecuencia de la idolatría del pueblo, alrededor de tres mil hombres son castigados y mueren.
El perdón de Dios
Moisés intercede en nombre del pueblo y ruega a Dios que perdone su pecado. Dios accede y no aniquila por completo al pueblo de Israel. Sin embargo, hay consecuencias por su falta de fe y obediencia. A pesar de esto, Dios sigue guiando al pueblo y promete enviar su ángel para que los conduzca a la tierra prometida.
En conclusión, estos capítulos de Éxodo nos enseñan acerca de la importancia de la adoración y la obediencia a Dios. También nos muestran las consecuencias de la idolatría y la misericordia de Dios cuando nos arrepentimos y buscamos su perdón. Nuestra fe y obediencia a Dios deben ser constantes y no debemos permitir que las circunstancias nos hagan apartarnos de su camino. Si deseas seguir explorando estas enseñanzas, te invitamos a leer más artículos de nuestra página web, donde encontrarás una amplia gama de recursos para profundizar tu conocimiento de la Biblia y estar al día de las revelaciones de Dios para nosotros en la actualidad.
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