En nuestro recorrido explicativo por las Sagradas Escrituras, hemos llegado al capítulo 22 del segundo libro de los reyes. En este capítulo, vemos la sucesión de reyes y la llegada de Josías al trono a los 8 años de edad. A pesar de su juventud, Josías mostró una sabiduría y espiritualidad excepcionales, guiado por tutores, sacerdotes y profetas. Durante los primeros años de su reinado, siguió el ejemplo de su bisabuelo, Ezequías, y se propuso hacer una reforma en Judá.
Uno de los aspectos más destacados de su reinado fue la reparación del templo de Jerusalén. A los 18 años de su reinado, envió a un escriba para reunir el dinero necesario para realizar la restauración. El templo había sido afectado por invasiones y saqueos, y estaba en mal estado. Es sorprendente que el libro de la ley, que debe estar siempre presente en el templo, se encontrara perdido. Esto revela un descuido tanto material como espiritual en la casa del Señor.
El hallazgo del libro de la ley fue impactante para Josías y el pueblo judío. Este libro, escrito por Moisés y transmitido de generación en generación, contenía las instrucciones y advertencias de Dios para su pueblo. El descuido y la ignorancia respecto a este libro eran evidentes. El rey rasgó sus vestiduras y mostró su arrepentimiento al darse cuenta de la desobediencia y maldad que habían prevalecido en la nación.
Josías decidió buscar la orientación de Dios a través de una profetisa llamada Hulda. Esta profetisa confirmó las profecías de castigo y desolación por la desobediencia del pueblo. Sin embargo, también hubo esperanza para Josías, ya que él demostró humildad y arrepentimiento. Dios prometió que su muerte sería en paz y que no vería la calamidad que vendría sobre la nación. Esto muestra la misericordia de Dios hacia los que se humillan y buscan su voluntad.
Esta historia nos enseña la importancia de conocer y obedecer la Palabra de Dios. La ignorancia no es excusa, ya que la Biblia está al alcance de todos. Debemos leer y estudiar la Palabra de Dios constantemente, no dejando que otros nos enseñen de manera exclusiva. Dios revela su voluntad a través de su Palabra y nos guía a toda la verdad. También nos muestra las bendiciones por la obediencia y las consecuencias por la desobediencia.
En la actualidad, también debemos estar atentos a no descuidar la lectura de la Biblia. Muchas veces confiamos en lo que nos enseñan en la iglesia o en lo que otros nos dicen, pero debemos tener nuestra propia relación y devoción personal con Dios. Él nos habla a través de su Palabra y nos revela su voluntad. Tenemos esperanza en el Señor, porque él no nos deja en tinieblas, sino que nos guía a toda la verdad.
Como concluimos nuestro recorrido por este capítulo, recordamos que la Palabra de Dios es nuestra guía y lámpara en este mundo. Debemos acercarnos al Padre celestial a través de la oración, pidiendo entendimiento y sabiduría para seguir su voluntad. Que la bendición de Dios esté sobre cada uno de nosotros, guiándonos en nuestro camino y dándonos su paz. Continuemos creciendo en el conocimiento de su Palabra y compartiendo con otros este mensaje de esperanza. Que cada día nos acerquemos más a Dios y vivamos de acuerdo a sus mandamientos. Dios les bendiga.
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