El 22 de octubre es un día importante para todos los cristianos que esperamos el regreso de Cristo. Hace 178 años, en esta fecha, se cumplió una profecía clave. En el libro del Profeta Daniel, se reveló una visión en la que se hablaba de las 2.300 tardes y mañanas, que se cumplirían en un futuro distante. Sin entender completamente el significado, Daniel buscó respuestas y entendió que esta profecía estaba relacionada con el santuario y la obra de salvación que Dios había preparado para la humanidad.
En el santuario terrenal, que era una representación del santuario celestial, se llevaban a cabo rituales y sacrificios para la remisión de pecados. También había una celebración especial en el séptimo mes, conocida como el día del yom kippur o día del perdón, en la que el sumo sacerdote entraba al lugar santísimo y realizaba la expiación por los pecados del pueblo.
La profecía de las 2.300 tardes y mañanas se refería a la purificación del santuario. Desde el inicio de las 70 semanas, que eran 490 años determinados para el pueblo de Israel, se contaba el tiempo hasta la purificación del santuario. Si tomamos en cuenta la restauración de Jerusalén y el sacrificio de Cristo en el año 31 D.C., nos quedan aproximadamente 1.810 años. Haciendo un cálculo rápido, esta fecha coincidiría con el año 1843 o 1844.
Así que cuando se acercaba el 22 de octubre de 1844, muchas personas creían que Cristo vendría en esa fecha, basándose en la interpretación de la profecía. Sin embargo, ese día llegó y pasó sin que Cristo regresara. Esto fue un gran desafío para la fe de muchos, pero no significa que la profecía no se haya cumplido.
En realidad, lo que sucedió aquel día fue el inicio de una nueva fase en el santuario celestial. Cristo comenzó un ministerio sumo sacerdotal de intercesión y juicio en favor de toda la humanidad. Esto no solo marca el fin de la profecía más larga de tiempo, sino que también nos dice que estamos viviendo en un tiempo de juicio investigador, en el que Cristo examina los registros de nuestros corazones y nos invita a arrepentirnos y aceptar su perdón.
Además, este evento también marcó el surgimiento de un remanente de personas que llevarían este mensaje al mundo entero. Este mensaje es el evangelio eterno, que declara la llegada del juicio de Dios y llama a las personas a adorar a Dios como Creador y Redentor.
Así que, en este día, recordamos la culminación de la profecía de las 2.300 tardes y mañanas, y la importancia del ministerio sumo sacerdotal de Cristo en el santuario celestial. Este mensaje nos llena de esperanza y nos desafía a compartirlo con otros, para que puedan conocer la verdad y tener la oportunidad de encontrar perdón y salvación en Cristo.
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