Profecías cumplidas: Jesús, el profeta prometido

Hoy nos encontramos en el capítulo 18 de Deuteronomio, en el cual se hace referencia a la porción que recibirían los sacerdotes levitas y la manera en la que el pueblo de Israel debía sustentar a estos siervos del Señor.

En primer lugar, se establece que los sacerdotes levitas no tendrían una parte o herencia propia en la tierra de Israel, ya que su sustento vendría de los sacrificios que se ofrecían al Señor. Es decir, ellos vivirían de las ofrendas y primicias que el pueblo les diera. Además, se les darían las primicias del trigo, vino, aceite y lana. Esto se debe a que Dios había elegido a los levitas para ejercer su ministerio de manera permanente y para ayudar espiritualmente a las demás tribus del pueblo de Israel.

En cuanto a los levitas que vivían en ciudades fuera de Jerusalén, tenían la opción de ejercer su ministerio voluntariamente en el lugar elegido por el Señor, es decir, en el santuario en Jerusalén. En este caso, ellos también recibirían su porción como si estuvieran en Jerusalén, además de lo que obtuvieran de sus propios bienes.

Aunque los levitas podrían tener algún tipo de trabajo secundario, gran parte de su tiempo se dedicaría al estudio, enseñanza e instrucción del pueblo. Su labor era orientar espiritualmente a las personas y resolver problemas relacionados con sus relaciones sociales y familiares. Los sacerdotes, por su parte, tenían la responsabilidad de hacer sacrificios y ministrar en el santuario.

En cuanto al sostenimiento de estos siervos del Señor, el pueblo de Israel debía darles una porción de sus bienes. Esta porción se consideraba como un diezmo y se compartía con los levitas, quienes lo utilizaban para su sustento y el de su familia. Además, cada año se apartaba un diezmo para compartirlo con los necesitados, y cada tres años se compartía un diezmo adicional.

Es importante destacar que en el caso de los levitas, los diezmos no eran exclusivamente para ellos, sino que también se les podían dar ofrendas. Asimismo, en el libro de Levítico se menciona que los diezmos eran para los levitas, no necesariamente para los sacerdotes. Por lo tanto, el sostenimiento de estos siervos del Señor se basaba en las ofrendas y los diezmos que el pueblo les diera de corazón.

Es relevante mencionar que hoy en día muchos pastores y ministros también se dedican a predicar y enseñar la Palabra de Dios en diferentes congregaciones. A veces, debido a diferentes circunstancias, estos siervos del Señor también tienen que realizar otros trabajos para sustentar a sus familias. Sin embargo, esto no significa que su obra ministerial se vea disminuida, ya que continúan compartiendo el evangelio y predicando la Palabra de Dios a través de diferentes medios, como canales en línea.

Si quieres apoyar a estos siervos del Señor, puedes suscribirte a sus canales, compartir sus videos con otras personas y, si así lo deseas, ofrecer tu ayuda económica. Cada donación y apoyo es recibido con gratitud, ya que permite que estos siervos del Señor continúen realizando su labor de enseñanza y predicación. Sin embargo, es importante recordar que el dar es un privilegio y una bendición, y que cada persona debe decidir cómo contribuir y apoyar la obra del Señor.

En cuanto a las enseñanzas del capítulo 18 de Deuteronomio, se destaca la importancia de no imitar las costumbres y abominaciones de las demás naciones. Esto incluye prácticas como la adivinación, la brujería, la consulta a los muertos y la idolatría. Asimismo, se resalta que Israel debía escuchar al profeta que Dios suscitaría de entre ellos, quien hablaría en nombre del Señor y cumpliría sus mandamientos.

En este sentido, se hace una referencia profética al Mesías, quien sería un profeta como Moisés y a quien el pueblo debía escuchar. Esta profecía se cumplió en Jesucristo, quien siendo Dios se hizo hombre y vino a revelar el carácter del Padre. Jesús vivió de acuerdo a la voluntad divina y se convirtió en nuestro sumo sacerdote en el santuario celestial.

Hoy en día, es importante seguir las enseñanzas de Jesucristo y no dejarnos llevar por las imitaciones de otras religiones o prácticas abominables. Debemos escudriñar las Escrituras y seguir los mandamientos de Dios, teniendo en cuenta que Jesucristo es el camino, la verdad y la vida. Además, debemos tener discernimiento y no dejarnos engañar por falsos profetas o enseñanzas que contradicen la Palabra de Dios.

En resumen, el capítulo 18 de Deuteronomio nos enseña sobre el sostenimiento de los sacerdotes levitas en la antigua Israel. Nos muestra la importancia de dar generosamente a aquellos que se dedican al servicio del Señor, tanto en la obra espiritual como en su sustento material. Además, nos exhorta a no imitar las costumbres y abominaciones de las demás naciones, sino a seguir las enseñanzas de Jesucristo y escuchar al profeta prometido. En este sentido, debemos tener cuidado de no dejarnos engañar por falsos profetas y enseñanzas que contradicen la Palabra de Dios.

Espero que este artículo haya sido de bendición para ti. Te invito a seguir explorando los demás artículos de nuestra página web para continuar aprendiendo y estar al día de las enseñanzas de la Biblia. ¡Que el Señor te bendiga y guarde siempre!

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