En esta lección de Estudio de la Biblia de Esperanza Digital, exploraremos el mensaje de los tres Ángeles según se encuentra en el capítulo 14 del libro de Apocalipsis. Estamos en medio de un gran conflicto entre el bien y el mal, un conflicto que se originó en el cielo hace miles de años y que todavía continúa hoy en día. El corazón de este conflicto es la cuestión de la autoridad de Dios. ¿A quién adoramos y obedecemos: al Creador o a otro sistema?
El primer Ángel que se presenta en estos versículos exhorta a todas las personas a adorar al Creador y a temerle, porque ha llegado la hora de su juicio. El segundo Ángel advierte sobre los peligros de adorar a la Bestia y a su imagen, y recibir su marca. La marca de la bestia puede ser recibida tanto en la frente como en la mano, lo que implica nuestras creencias y nuestras acciones.
El versículo 12 presenta a un pueblo que persevera en guardar los mandamientos de Dios y en tener la fe en Jesús. Aquí vemos una conexión inseparable entre la gracia y la justicia, entre la fe y las obras. Para ser parte de este pueblo, debemos ser perseverantes y resistentes en nuestra fe.
El tema central de este conflicto es la adoración, ya sea que adoramos al Creador o a la Bestia. Reconocer la creación y prestar atención al séptimo día de la semana, el sábado, es crucial en esta decisión. El sábado se erige como una señal eterna e inmutable de la creación de Dios y es un símbolo fundamental de nuestras creencias bíblicas.
Jesús mismo es señor del sábado, ya que fue él quien lo creó y lo estableció para beneficio del hombre. A lo largo de los evangelios, vemos a Jesús demostrando que el sábado es un día para hacer el bien y ayudar a otros, incluso en situaciones de emergencia. Guardar el sábado es reconocer la autoridad de Dios y evitar usurparla por nosotros mismos.
No obstante, el sábado no es solo un día específico, sino que es un símbolo de nuestro amor y lealtad a Jesús expresado a través de la obediencia a todos los mandamientos de Dios. Guardar el sábado no puede ser visto como una obligación, sino como una manifestación de nuestro amor a Dios y nuestra confianza en él.
Es importante recordar que la adoración adecuada a Dios va más allá del sábado. Nuestro amor y lealtad se expresan a través de la obediencia a todos los mandamientos de Dios, no solo al cuarto mandamiento. El sábado se destaca como un símbolo visible de nuestra separación de aquellos que adoran a la Bestia y como una señal de comunión con Dios y con nuestros semejantes en la comunidad de fe.
El desafío final en este conflicto es nuestro amor y lealtad a Jesús, que se manifiesta en la obediencia a sus mandamientos. La perseverancia en guardar los mandamientos de Dios y mantener la fe en Jesús es lo que distingue a los verdaderos seguidores de Dios en estos últimos días. Es nuestra esperanza y nuestra fe lo que nos mantiene firmes en medio de este conflicto.
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