Después de la dispersión de Babel, la idolatría se volvió universal nuevamente. Sin embargo, Dios eligió a Abraham como depositario de su ley y lo protegió de las influencias seductoras que lo rodeaban. Abraham se mantuvo firme en la adoración del único Dios verdadero.
En el capítulo 12 del libro del Génesis, se nos muestra el llamamiento que Dios hizo a Abraham para que dejara todo y se dirigiera a la tierra que Dios le mostraría. Esta orden de Dios no era para que Abraham pasara necesidades, sino para que reconociera que Dios es su sustentador y dependiera totalmente de Él.
Abraham obedeció el llamado de Dios y recibió grandes promesas. Dios le dijo que haría de él una gran nación, lo bendeciría y lo haría una bendición para todas las familias de la tierra. Abraham confió en Dios y levantó altares en cada lugar que iba, adorando y agradeciendo al Señor.
Sin embargo, Abraham tuvo que enfrentar dificultades en el camino. Hubo un hambre en la tierra y no tuvo más remedio que descender a Egipto por un tiempo. A pesar de sus temores, Dios protegió a Abraham y a su esposa Sara de cualquier daño.
La historia de Abraham nos muestra que, aunque podemos cometer errores y tener miedo en ciertas situaciones, Dios siempre está dispuesto a protegernos y guiarnos. Él es nuestra fortaleza y nuestro sustentador. Debemos confiar en Él y confiar en sus promesas, incluso en medio de las dificultades.
Así como Abraham, cada uno de nosotros enfrenta llamados y promesas de Dios en nuestra vida. Podemos enfrentar dificultades y temores, pero debemos recordar que Dios está con nosotros y nos ayudará a superar cualquier obstáculo que se presente en nuestro camino.
Espero que este artículo te haya inspirado a confiar en Dios y a obedecer sus llamados y promesas en tu vida. Recuerda que la fe de Abraham fue recompensada y la tuya también lo será si sigues fiel al Señor.
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