En este artículo, continuaremos explorando el primer libro de Reyes, específicamente los capítulos 11 y 12. En estos capítulos, encontramos relatos sobre el rey Salomón y su desviación de la fe en el Dios de Israel. Salomón fue un rey sabio y poderoso, pero tristemente, al final de su vida, se dejó influenciar por las mujeres extranjeras que amaba y comenzó a adorar a los dioses de ellas.
El libro de Reyes nos cuenta que Salomón tuvo 700 esposas y 300 concubinas, muchas de las cuales eran extranjeras. Estas mujeres llevaron su corazón lejos de Dios, lo cual no agradó al Señor. Salomón comenzó a construir altares y a adorar a los dioses de Moab, Amón y Sidón. El Señor se enojó con él y decidió castigarlo.
En respuesta a la apostasía de Salomón, el Señor levantó adversarios contra él. Uno de ellos fue Hadad, un príncipe de Edom, quien huyó a Egipto cuando David atacó a los edomitas. Hadad encontró gracia ante el faraón de Egipto, quien le dio una esposa y tierra. Otro adversario fue Rezón, quien se convirtió en el rey de Damasco y estuvo en enemistad con Israel todos los días de la vida de Salomón.
Además de estos adversarios, el Señor también levantó a Jeroboam, un siervo de Salomón, como un oponente. Jeroboam era valiente y activo, y cuando el profeta Ahías se encontró con él, le habló de la promesa de Dios de quitar el reino de las manos de Salomón y darle diez tribus a Jeroboam. Sin embargo, Dios no quitó todo el reino de Salomón en consideración a David, su padre, y permitió que su hijo Roboam gobernara sobre una tribu.
Jeroboam se convirtió en el rey de Israel después de que el pueblo se rebelara contra Roboam debido a la dureza de su gobierno. Roboam intentó restaurar su autoridad enviando a su representante Adoram para recolectar impuestos, pero el pueblo lo apedreó hasta la muerte. Roboam huyó a Jerusalén y Jeroboam se proclamó rey sobre todo Israel.
Una vez que Jeroboam se convirtió en rey, temía que el pueblo de Israel pudiera volver al reino de la casa de David si continuaban asistiendo a los sacrificios en Jerusalén. Por lo tanto, construyó dos becerros de oro y creó santuarios paganos en Betel y en Dan. También estableció una nueva fiesta en el mes octavo y ofreció sacrificios en los altares que construyó. Jeroboam instituyó una forma corrupta de adoración y sacerdotes que no eran levitas.
Este comportamiento de Salomón y Jeroboam marcó un punto de inflexión en la historia de Israel. A partir de entonces, el reino se dividió en dos: el reino de Israel al norte, con su capital en Samaria, y el reino de Judá al sur, con Jerusalén como su capital. Esta división persistió hasta que ambas naciones fueron llevadas al exilio.
En conclusión, los capítulos 11 y 12 del primer libro de Reyes nos muestran cómo la desobediencia y la idolatría de Salomón llevaron a la división del reino de Israel. Este pasaje nos enseña la importancia de mantenernos fieles a Dios y no dejarnos llevar por las influencias y tentaciones del mundo. Sigue leyendo la palabra de Dios y busca una relación cercana con él para recibir sabiduría y dirección en tu vida.
Espero que este artículo te haya brindado una mejor comprensión de los eventos y lecciones clave en los capítulos 11 y 12 del primer libro de Reyes. Recuerda suscribirte a nuestra Newsletter y activar las notificaciones para recibir más contenido inspirador basado en las Sagradas Escrituras. Que la gracia de nuestro Señor Jesús esté contigo.
Palabras clave: primer libro de Reyes, Salomón, Jeroboam, división del reino, desobediencia, idolatría.
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