En este artículo, exploraremos el pasaje bíblico del libro de Josué, específicamente los capítulos 15 al 17. Estos capítulos hablan sobre la división de la tierra prometida entre las tribus de Israel, y en particular nos enfocaremos en la tribu de Judá y los hijos de José: Efraín y Manasés.
La herencia de la tribu de Judá
Comenzamos con la herencia de la tribu de Judá. Su territorio se extendía desde la frontera de Edom en el sur hasta el mar salado y el río Jordán en el este, y desde la bahía del mar en el oeste hasta las ciudades en las montañas hacia el norte. Esta era una extensa y valiosa porción de tierra.
Dentro de la herencia de Judá se encontraba Hebrón, una ciudad que Caleb recibió como herencia por su fidelidad al Señor. Caleb también logró conquistar las ciudades ocupadas por los descendientes de Anac, y como recompensa, su hija Acsa se casó con Otoniel y recibieron tierras en la región.
Además de Hebrón, Judá tenía muchas otras ciudades y aldeas. Estas incluían Caphtor, Adadah, Azor, Debir y Gat. En total, había 29 ciudades con sus aldeas en la llanura, junto con otras 14 ciudades en las montañas y 6 ciudades en el desierto. En total, Judá tenía un total de 46 ciudades con sus respectivas aldeas.
Aunque la tribu de Judá logró conquistar y poseer gran parte de su territorio asignado, no pudieron expulsar a los jebuseos que habitaban en Jerusalén. Por lo tanto, los jebuseos convivieron con losjudíos en Jerusalén hasta ese momento.
La herencia de los hijos de José: Efraín y Manasés
Ahora nos centramos en la herencia de los hijos de José: Efraín y Manasés. Su territorio se encontraba al este del río Jordán, y su límite se extendía desde Atarot hasta Bet Oro. Efraín tenía además algunas ciudades adicionales separadas de su territorio principal.
En cuanto a Manasés, su porción incluía la tierra de Galaad y Basán, que eran áreas de pastoreo. También tenían ciudades como Asdod, Ascalón y Gaza, que se extendían hasta la costa del mar Mediterráneo.
A pesar de recibir su herencia, los hijos de José no lograron expulsar por completo a los cananeos que habitaban en Heser y algunas otras ciudades. Los cananeos permanecieron en esas áreas y se convirtieron en tributarios de Efraín y Manasés.
En respuesta a la preocupación de los hijos de José sobre el tamaño limitado de su territorio, Josué les aseguró que el monte de Efraín sería suyo. Aunque este monte estaba cubierto de bosques, Josué les animó a desmontarlo y ocuparlo. A pesar de los carros de guerra y la fortaleza de los cananeos, Josué les recordó que eran un pueblo poderoso y que tendrían éxito en su conquista.
Conclusión
En estos capítulos de Josué, vemos cómo se dividieron las tierras entre las tribus de Israel. La tribu de Judá recibió una porción extensa y rica en recursos, que abarcaba desde el sur hasta el norte y desde el mar hacia el este. Por su parte, los hijos de José, Efraín y Manasés, recibieron su porción al este del río Jordán. A pesar de algunas dificultades en la expulsión de los cananeos, todas las tribus recibieron su herencia, tal como el Señor había prometido a su pueblo.
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