La adoración al creador es el tema central del libro de Apocalipsis. Nos invita a temer a Dios, darle gloria y adorar al que hizo el cielo, la tierra, el mar y las fuentes de las aguas. La adoración nos permite descubrir el propósito de la vida y nos da una razón para vivir. A pesar de las tribulaciones y problemas que enfrentamos, podemos confiar en que Dios está con nosotros, guiándonos, protegiéndonos y fortaleciéndonos. Si los fieles de Dios como el apóstol Juan enfrentaron sufrimiento y tribulaciones, nosotros también podemos enfrentarlos con la certeza de que Dios no nos ha abandonado.
La tribulación es parte de la experiencia cristiana. Jesús nos advirtió que en este mundo tendremos aflicción, pero nos animó a tener buen ánimo porque él ha vencido al mundo. Dios quiere darnos paz y prosperidad en medio de nuestras pruebas. Aunque en este momento no estemos siendo perseguidos por nuestra fe, podemos confiar en que el Señor está con nosotros en todo momento, fortaleciendo nuestra fe y llenándonos de esperanza.
Si enfrentamos sufrimiento y tribulaciones por nuestras convicciones espirituales, podemos considerarnos dichosos porque el glorioso espíritu de Dios reposa sobre nosotros. No debemos padecer como homicidas, ladrones, malhechores o entrometidos, sino que nuestras pruebas deben ser por la defensa de nuestra fe y convicciones espirituales.
En conclusión, la adoración al creador nos fortalece en medio de las tribulaciones, nos hace confiar en la compañía de nuestro Señor y nos llena de esperanza. Podemos enfrentar cualquier prueba con la certeza de que Dios está a nuestro lado. Sigamos adorando al creador, reconociéndolo como nuestro Redentor y sustentador, y confiemos en que él nos guiará y fortalecerá en todo momento.
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