En este artículo, vamos a continuar nuestro recorrido por la Biblia, adentrándonos en los capítulos 14 al 16 del primer libro de Samuel. Estos pasajes nos relatan las acciones valientes de Jonatán, hijo de Saúl, y cómo el Señor lo bendijo en sus batallas contra los filisteos.
En el capítulo 14, Jonatán decide atacar la guarnición filistea a pesar de no contar con el consentimiento de su padre Saúl. Jonatán y su joven escudero se infiltran en la guarnición y atacan a unos veinte hombres. Esta audaz acción causa pánico en todo el ejército filisteo, y el Señor envía el temor entre ellos. Incluso los filisteos que estaban con Saúl se unen a la lucha contra sus propios compañeros.
Saúl, mientras tanto, se encuentra en Gavá esperando el resultado de la batalla. Cuando ve que los filisteos están en confusión, decide hacer un llamado a su ejército para unirse a la lucha. Los filisteos huyen y los israelitas los persiguen, obteniendo una gran victoria ese día.
Después de la batalla, Saúl impone una restricción al pueblo, prohibiendo que coman hasta que haya tomado venganza de sus enemigos. Sin embargo, Jonatán no había escuchado esta prohibición y come un poco de miel. Cuando se entera de la prohibición, Jonatán expresa su desacuerdo, argumentando que el pueblo se hubiera fortalecido aún más si hubieran comido del botín de los filisteos.
En los capítulos siguientes, el profeta Samuel recrimina a Saúl por su desobediencia y por no cumplir la palabra del Señor. Samuel le dice a Saúl que la obediencia es preferible a los sacrificios, y que el Señor ha desechado a Saúl como rey sobre Israel. Saúl se arrepiente de su pecado, pero el daño ya está hecho y Samuel deja de tener contacto con él.
En el capítulo 16, Samuel es enviado por el Señor a la casa de Isaí en Belén para ungir a uno de sus hijos como rey. Aunque el hijo mayor de Isaí parecía ser una elección obvia, el Señor rechaza a los hijos de Isaí y Samuel descubre que el elegido es David, el hijo más joven. El Señor le dice a Samuel que no se debe juzgar a alguien por su apariencia exterior, sino por lo que hay en su corazón.
David es ungido como rey y el espíritu del Señor viene sobre él. Saúl, por otro lado, sufre la aflicción de un mal espíritu de parte de Dios, y cuando David toca el arpa, Saúl se siente aliviado.
En resumen, estos pasajes nos enseñan la importancia de la obediencia a la palabra de Dios. Jonatán es bendecido por su valentía y obediencia, mientras que Saúl es rechazado por su desobediencia. También vemos el contraste entre David y Saúl, con David siendo ungido como rey a pesar de su apariencia insignificante, mientras que Saúl sufre las consecuencias de su desobediencia.
Esperamos que este artículo les haya brindado una visión más profunda de estos pasajes de la Biblia y cómo se relacionan con nuestras vidas. Si desean conocer más sobre la palabra de Dios, los invitamos a explorar otros artículos en nuestra página web y a seguir profundizando en su relación con la Biblia. ¡Hasta la próxima oportunidad!
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