La alianza y la preocupación de Jonathan por su descendencia

En el capítulo anterior de nuestro recorrido por las Sagradas Escrituras, vimos cómo Dios obró con su Espíritu Santo en la vida de Saúl y cómo Saúl se humilló ante Dios en presencia de Samuel, David y los profetas. Sin embargo, incluso después de este momento de humildad, Saúl aún sentía rencor hacia David y temía perder su trono en manos de él. En el capítulo 20 del primer libro de Samuel, Saúl se da cuenta de que David ha huido y comienza a maquinar su muerte.

Jonathan, el hijo de Saúl, se reúne con David y le promete ayudarlo a escapar de su padre. Ambos hacen un pacto y planean una estrategia para que Saúl no descubra su plan. Jonathan le dice a David que esconda durante tres días y que ellos se encuentren durante la celebración de la Luna Nueva en un campo. Durante la celebración, David estará ausente de la mesa del rey y Jonathan le dará señales de si es seguro para él regresar.

La Luna Nueva era una celebración en la que los habitantes de Israel agradecían a Dios por el inicio de un nuevo mes. No sabemos con certeza si esta celebración en particular fue durante el séptimo mes, que marcaba el inicio del año civil, o si fue en otro momento del año. Lo importante es que esta celebración era una oportunidad para que el pueblo de Israel se reuniera y agradeciera a Dios por su bondad.

Durante la celebración, David se esconde y Jonathan lanza flechas como ejercicio. Si las flechas caen cerca de él, significaría que David puede regresar sin peligro. Si caen lejos, significa que David debe permanecer escondido. La estrategia funciona y David y Jonathan se despiden, jurándose amor y lealtad eternos.

Hay varias lecciones que podemos aprender de este capítulo. En primer lugar, vemos el deseo de Jonathan de hacer la voluntad de Dios y proteger a David, a pesar de la oposición de su propio padre. A su vez, vemos la irresponsabilidad de Saúl al despreciar la voluntad de Dios y dejarse llevar por sus propias ambiciones y celos.

También vemos el amor y la amistad santificados entre Jonathan y David. Este amor era puro y basado en una relación espiritual con Dios. No hay ninguna evidencia en el texto que sugiera una relación ilícita entre ellos, como algunos han afirmado. Interpretar la relación de David y Jonathan de esa manera es simplemente buscar justificar sus propias inclinaciones personales.

Una lección importante que podemos extraer de este capítulo es la preocupación de Jonathan por sus descendientes. Él le pide a David que cuide de sus hijos y asegure que el nombre de Jonathan no sea olvidado. Esto nos recuerda la importancia de preocuparnos por la vida espiritual de nuestros propios hijos y asegurarnos de que continúen sirviendo al Señor después de nosotros.

En resumen, el capítulo 20 del primer libro de Samuel nos muestra el amor y la amistad santificados entre Jonathan y David, la irresponsabilidad de Saúl al despreciar la voluntad de Dios, y la importancia de preocuparnos por la vida espiritual de nuestros descendientes. Este capítulo nos enseña valiosas lecciones sobre confiar en Dios, hacer su voluntad y amar a nuestros hermanos.

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