En este artículo, nos encontramos en el capítulo 8 del segundo libro de los reyes, donde se nos presenta un retroceso en la historia para entender lo que estaba sucediendo mientras Israel estaba en crisis. Es importante comprender que la Biblia no es simplemente un libro lleno de historias, sino que tiene historicidad y está organizada temáticamente. En este capítulo en particular, vemos cómo Dios protege y salva a aquellos que son fiel a su voluntad.
El capítulo comienza con Eliseo, un profeta de Dios, hablando con una mujer que había perdido a su hijo y luego fue resucitado por el poder de Dios. Eliseo le advierte a esta mujer sobre una crisis de siete años que vendrá sobre Israel y le aconseja que huya con su familia durante ese tiempo. La mujer obedece y se va a vivir a otro lugar hasta que pasa la crisis. Después de los siete años, regresa y reclama su tierra y sus posesiones.
Luego, el capítulo se centra en otro personaje llamado Azael, que estaba cerca de convertirse en rey de Siria. Eliseo le revela a Azael que Dios le ha mostrado que él hará mal al pueblo de Israel. Azael, con ambiciones de poder, lleva a cabo su plan y mata al rey de Siria para tomar el trono. Todo esto estaba predicho por Dios, quien conocía las intenciones de Azael.
Después, el capítulo nos lleva nuevamente al reino de Judá, donde vemos que Josafat ha sido reemplazado por su hijo Jorán. Jorán comete el error de casarse con una hija de Acab, lo que lo lleva a seguir los caminos malvados de los reyes de Israel. A su vez, Jorán lucha en una batalla contra Siria y es herido, mientras que su hijo Ocozías también tiene problemas durante su reinado breve. Este capítulo nos muestra que los reyes de Israel y de Judá estaban desobedeciendo los mandamientos de Dios y pagaban las consecuencias por ello.
La relevancia de este capítulo para nosotros radica en entender que aunque estemos en tiempos de crisis y dificultades, Dios siempre está dispuesto a protegernos y a salvarnos si somos obedientes a su voluntad. También nos enseña que debemos estar atentos a las advertencias y revelaciones que Dios nos muestra, para que no caigamos en el mal y sigamos sus caminos.
En resumen, el capítulo 8 del segundo libro de los reyes nos muestra cómo Dios protege y salva a aquellos que son fieles a su voluntad, mientras que aquellos que desobedecen sufren las consecuencias. Nos invita a confiar en Dios en tiempos de crisis y a ser obedientes a sus mandamientos. Como creyentes, debemos estar atentos a las advertencias y revelaciones de Dios y buscar su guía en todo momento.
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